El día que íbamos a embarcar en Santoña, durante las actividades del "festival de la migración", escuché a una chica que se mostraba indignada por el nombre (boyera) que la habían adjudicado a esta pobre lavandera, ¡Inaceptablemente sexista! En la foto de nuestra flavissima, creo que queda claro que el origen de su "apellido"se debe a su costumbre de acompañar al ganado bovino para alimentarse de los invertebrados que se levantan al paso de vacas y bueyes, y no tiene connotaciones de otro tipo.
Pd: Espero que por este tipo de interpretaciones no se cometa el error de cambiar el nombre de aves como el chochín o el pito negro por poner dos ejemplos.