Fue una victoria que el Ciclón cosechó en las dos áreas: la seguridad de Pablo Migliore y el talento de Leandro Romagnoli fueron decisivos en el resultado final. Además demostró actitud y temple para resistir en los momentos más complicados, cuando un Vélez enfurecido arremetía contra el arco visitante en busca del triunfo.
Migliore nunca pudo terminar de conquistar la simpatía de su parcialidad. Tal vez por su pasado Quemero y Xeneize, o por su exótica personalidad. Fue uno de los más cuestionados por los malos resultados de las últimas fechas, donde el equipo no hacía pie y, más allá de algunos errores del golero santo, tenía un notorio déficit en su funcionamiento colectivo. Frente al Fortín fue una de las figuras de su equipo: exigido constántemente, respondió siempre y fue clave para aguantar el resultado durante los últimos minutos. Seguro, evitó el gol que hubiera desnivelado el resultado en favor del local.
La cruenta derrota del fin de semana frente a Atlético Rafaela como local, dentro de lo negativo del resultado, dejó un futuro auspicioso sostenido por el talento de Leandro Romagnoli. Frente al conjunto de Gareca volvió a ser el conductor futbolístico de su equipo. Su panorama y su habilidad le permitió manejar los contraataques del equipo de Boedo.