Esta tarde me acercaré al pueblo, a mi librero de confianza, para recoger este pedido que le solicité hace unos días. Ya saben que tengo debilidad por Tristram Shandy, así que ni remotamente entraba dentro de mis pronósticos más inmediatos hacer la vista gorda de esta adaptación al cómic de la novela -o lo que sea- de Laurence Sterne.
Martin Rowson es un magnífico dibujante británico que se ha dedicado sobre todo a la sátira política. Su estilo, al mismo tiempo nervudo y elocuente, caricaturesco y detallista, se ajusta como un guante a la libertad narrativa de Sterne y a la comicidad de sus personajes y de sus situaciones argumentales. Rowson recoge el guante del osado escritor del XVIII y se toma sus propias libertades respecto de la obra original, así que no espere el lector una fiel y encorsetada versión gráfica de la novela, entre otras cosas porque eso sería imposible. El cómic tiene su propias reglas narrativas y su propio lenguaje, y Rowson los explota en toda su amplitud para hacer un homenaje a Sterne y a sus inolvidables caracteres: el prolijo Tristram, su extrañísimo tío Toby, el Doctor Slop, el cabo Trim, el párroco Yorick... Todos ellos están aquí para suscitarnos afecto y muchas sonrisas. Y, de paso, para hacer que nuestro cerebro no se anquilose.
Edita Impedimenta (a la que habría que avalar ya para alguna categoría del Premio Príncipe de Asturias o similar) en su flamante colección de novela gráfica El chico amarillo.
Aquí les dejo un vídeo en el que se puede ver a Rowson en pleno trabajo.