Triunfo mundial de 'La Roja'

Publicado el 11 julio 2010 por Carloscolmenares

Con el corazón en la mano y con la Furia Roja en total ebullición, España se convirtió en campeón del Mundial de Sudáfrica 2010 al derrotar 1-0 a Holanda. El fútbol se impuso y aunado a la entrega de una generación española con deseos de triunfo, la selección española demostró que es el mejor equipo del orbe y que su esfuerzo fue recompensado en el continente africano.

España terminó con años de sequía y dejo de ser el pobre equipo europeo a los ojos de sus vecinos franceses, alemanes, italianos y holandeses. Esta Furia Roja logró lo que tanto anhelaron los Gento, Pirri, Butragueño, Zubizarreta, Camacho, Bakero, y demás históricos españoles. Hoy los Casillas, Puyol, Villa, Xabi, Iniesta, Alonso, demostraron que el cambio de mentalidad adecuado rinde frutos.

El triunfo español se dio sobre una Holanda irreconocible, traicionera de su herencia futbolística, apostando a bajar la cortina, a la marrullería y al contragolpe. Los Tulipanes le apostaron todo a la velocidad de Robben y Sneijder, además de la fuerza bruta de Van Bommel y De Jong

El primer tiempo arrancó con el dominio español y antes de que se cumplieran cinco minutos, el primer aviso ibérico llegó a la meta holandesa, con un cobro de falta desde fuera del área y que remató Sergio Ramos, para meter en problemas al portero Stekelenbur, quien alcanzó a atajar.

Desde ahí, España dejó en claro que serían ellos lo que harían el gasto en el encuentro, el equipo encargado en atacar y buscar la gloria, mientras que Holanda supo que la única forma de vencer a España era sacrificar la historia y guardar en el cajón el fútbol total para dar paso a un juego áspero, defensivo y apostado al contragolpe.

De hecho, la ‘naranja mecánica’ se vio irreconocible, pues en el primer tiempo tuvo que cargar con tres tarjetas amarillas, para Van Bommel, De Jong y Van Persie, por sendas entradas. Incluso, la tarjeta de De Jong salió barata, pues pudo haberse ido temprano a las regaderas, sin embargo, el árbitro inglés Howard Webb no quería arruinar la fiesta, a pesar de los reclamos españoles.

España también se llevó tarjetas a cuestas, con Puyol y Sergio Ramos, pero éstas producidas más por la molestia de ver a unos holandeses pegando que por necesidad, pues Capdevila y Xabi Alonso se llevaron sendos golpes que tal vez ameritaban más que una amarilla.

Holanda cerraba los espacios y evitaba a toda costa que los motores españoles (Xavi Hernández, Iniesta y Xabi Alonso, funcionaran a la perfección. David Villa estaba muy solo al frente y cada vez más los holandeses mermaban el peligro español.

Para la segunda mitad, España regresó al campo con bríos renovados, con la intención de abrir esa muralla naranja en la que se había convertido Holanda. Y el aviso español hizo temblar a los holandeses, en un tiro de esquina que Puyol peinó y que Capdevila no alcanzó a rematar.

Los espacios poco a poco los iba abriendo la Furia Roja, pero Holanda seguía en su plan irreconocible e incluso golpeando de más a los rivales y ganándose tarjetas amarillas para Van Bronkhorst y Heitinga.

La noche se volvía difícil para el árbitro inglés, pues los golpes de un lado y otro comenzaban a ser constantes y una amenaza de tarjeta roja aparecía en el Soccer City

Los Tulipanes querían un único error de España, ese producido por el ímpetu ibérico de ir por un gol y parecía que este llegaba al minuto 61 cuando Sneijder ganó un balón y lo puso entre Piqué y Capdevila para que Robben entrara a toda velocidad, sólo y con la gloria del gol en sus botines, pero su disparo fue milagrosamente desviado por la pierna de Iker Casillas, quien salvaba a España.

Tras el susto, España volvió al las andadas y el ingreso de Navas refrescó la idea futbolística española, mientras que Holanda seguía apostando a la velocidad de Sneijder y Robben al frente.

La picardía de Navas hizo que a los holandeses casi les diera un infarto al 70, pues envió un servicio raso por la izquierda que Heitinga no cortó adecuadamente y que le llegó a Villa, quien disparó con furia, pero el defensa se rehizo y mandó a tiro de esquina ante el casi cantado gol.

La incertidumbre crecía y las llegadas de Xavi, Villa y un cabezazo de Sergio Ramos le ponían más emoción a un juego que cada vez se inclinaba más para los españoles. El partido aumentaba también en cuanto a dureza, pues los golpes, reclamos y empujones se incrementaban, debido a la dureza con la que lo holandeses trataban de detener a los españoles.

En la recta final del tiempo complementario, Holanda tuvo el gol de la victoria en los botines de Robben, luego de que Van Persie peinara un balón y Robben lo tomara para entrar a velocidad quitándose a Puyol, pero al intentar recortar a Casillas, el arquero español le sacó el balón e impidió la tragedia ibérica.

Los noventa minutos reglamentarios llegaron a su fin y los tiempos extra aumentaban la tensión, misma que se acrecentó cuando en una jugada polémica Xavi cayó en el área ante una supuesta falta de Heitinga, pero que el árbitro de manera correcta no marcó.

A los 5 minutos del primer tiempo extra, Cesc Fábregas dejó ir el gol español cuando entró a velocidad al área y su disparo se lo entregó completo al portero Stekelenburg. Un minuto después, Holanda regresaría la cortesía en un tiro de esquina que remató solo Mathijsen y que mandó por encima de la meta de Casillas, cuando la afición naranja ya coreaba el gol.

Ya con los espacios abiertos, una vez más España tuvo para anotar el gol del título, esta vez con Iniesta, quien entró al área, pero nunca se animó a disparar y dejó ir una gran ocasión. Y una más con Navas, quien por derecha disparó a puerta y el defensa desvió y de milagro no fue gol.

Para la segunda parte extra llegó lo que tanto se vaticinaba en el tiempo regular: una tarjeta roja para Holanda. Una pared genial de Xavi Hernández para Iniesta, quien se perfilaba al área, pero Heitinga dio un jalón que le valió la segunda amarilla y por ende la expulsión.

España empujó, empujó y volvió a empujar hasta que la cortina naranja cayó. Gran jugada de Navas, que se fue a toda velocidad, cruzando el campo y cediendo a Inisteta, que cedió a Navas, este dio a Fábregas, quien volvió a encontrar sólo a Inisesta, que esta vez no perdonó y cruzó su disparo para hacer que el Soccer City de Johannesburgo gritara el tan ansiado gol del título.

La locura se desató por parte de los españoles, que cada vez veían más cerca el título y sólo era cuestión de esperar el silbatazo final el cuál llegó para convertir a España en campeona del Mundo por primera vez en la historia del fútbol y coronar así una gran campaña ibérica y pintando Sudáfrica de una total Furia Roja. Un nuevo rey hay en el fútbol y habla español.