A escasos días de la contienda electoral para elegir gobernador en el Estado de Guerrero, el resultado de sobra conocido, contundentes y digamos aplastantes ha dejado poli contundida y anonadada a la clase priista que aún no acierta a articular palabras y emoción alguna, ni identifica el tipo de maquinaria que lo arrollóMuchos, digamos en exceso de actores políticos, redoblan tambores de triunfo y se cuelgan laureles de victoria adjudicándose la porción de gloria que creen les corresponde en la llegada de Ángel Aguirre Rivero a Casa Guerrero, lo cierto es, que, la contundencia aguirrista tiene mar de fondo y está labrada, más que en la garra perredista, en la arrogancia y soberbia priista, en la necesidad del pueblo de soñar con la esperanza, de magnificar las figuras e identificarse con ellas, ungiéndolas de cierto mesianismo. Ángel Aguirre confió en el tercio de priistas que lo siguieron, la gran mayoría pueblo y, defenestrados sin oportunidades del cobijo tricolor. Manuel Añorve, confío en los priistas oficiosos y profesionales de siempre, los eternamente en primera fila en los eventos y besamanos, confío en aquellos que deciden las riendas del destino tricolor en cada municipio de nuestro estado; confío, precisamente en aquellos en los que la gente desconfía por su cercanía al poder faccioso y oficial.En Coyuca de Benítez, la derrota añorbista tiene semejantes razones y sus ingredientes particulares de acuerdo a las circunstancias que conmovieron los meses de campaña, donde la confianza inspiraba a ambas coaliciones a trabajar con denuedo y, nadie puede presumir de de haber advertido la contundencia de la derrota y triunfo de Manuel Añorbe y Ángel Aguirre respectivamente; todo interesado en el tema, basaba sus argumento en las encuestas que siempre arrojaron resultados favorables para Aguirre. Ciertamente que los únicos que festejaron con bombo y platillo el triunfo aguirrista de manera pública, fueron los cercanos a la administración municipal presidida por Merced Valdovino, lo cierto es que dicha administración pretendía respaldar las aspiraciones aguirrista, pero las condiciones imperantes en el H. Ayuntamiento pudieron lastrar dichas aspiraciones antes que apoyarlas. Ángel Aguirre triunfó en el municipio coyuquense con claridad, de suerte no se debió a regidores saltimbanquis y trashumantes que cambian su redil y su ideología cuando así conviene a sus intereses; el triunfo como lo manifestamos anteriormente tiene cara y sentimientos en la esperanza de la gente, en una esperanza defraudada una y otra vez, ya que los políticos de la pobreza, son precisamente eso, vendedores de esperanza.He manifestado reiteradamente, que Guerrero para tener una oportunidad de desarrollo, antes que un político necesita un santo, un héroe moral, un mesías dispuesto a inmolarse en aras de su pueblo; en este caso, al menos tenemos un ángel, pero este ángel antes que alitas y aureola debe portar una espada flamígera para tener alguna oportunidad en un estado como el nuestro, infestado de pobreza, rezago y crímenes nunca resueltos.
De lo poco bueno de meses de campaña llena de descalificaciones y ofensas en contra de uno u otro candidato, lo aporta el nacimiento de una organización civil, preñada y parida al calor de la campaña electoral, a su seno se han acercado una gama de personajes de gran raigambre en el municipio y sobre todo, variopinto ideología; personalmente simpatizo con Activa AC, nombre al que responde dicha organización; mi simpatía nace de la falta de proyectos que funden la necesidad de organizar a la sociedad de Coyuca de Benítez, pero sobre todo, antes que otra cosa, simpatizo con el personaje que preside Activa AC, el “Toto”, Marco Antonio Guinto Ríos, buen amigo y amigo de los amigos, en torno a ello se miran queridos compañeros de infancia como Raúl Pacheco Salinas, Eduardo de la Paz, enormes figuras como Ezequiel Zúñiga y Javier Bataz, personaje al que todo perredista y simpatizante le augura futuro prometedor, primero como candidato y posteriormente como presidente municipal; Javier Bataz antes que todo eso necesita consolidarse en la parte alta del municipio y endulzarle el oído a los priistas rebeldes para tener mayores oportunidad de ganar una elección y ahorrarse dolorosos descalabros.En días anteriores priistas se reunieron en una casa que se encuentra atrás de la escuela Galena, en la calle Benito Juárez, la casa es propiedad de Alfredo Hernández; al parecer se reorganizan para enfrentar el porvenir, desechar lo que se tiene que desechar para restañar la herida abierta. El PRI necesitará valorar lo acontecido y tomar las medidas pertinentes que les permitan abrir las puertas de par en par, dejar una rendija o cerrarlas definitivamente.