Troglio y el karma de las promesas incumplidas

Publicado el 19 septiembre 2011 por Marianofusco

El 16 de mayo de 2010 fue una jornada gloriosa para Argentinos Juniors: el Bicho venció a Huracán y se consagró campeón del fútbol argentino tras 25 años. Tras el histórico logro el primero en partir de La Paternal fue Claudio Borghi. Boca era un desafío demasiado atractivo como para rechazarlo y además era una revancha personal tras el fracaso en Independiente. Acéfalo el plantel, los dirigentes fueron en busca de su reemplazante. Pedro Troglio, quien había cumplido una exitosa campaña en Cerro Porteño, fue el elegido.

Sus primeras declaraciones como flamante técnico fueron contundentes: “De Argentinos Juniors se absolutamente todo. Si me preguntan diré que quiero que se queden todos los jugadores campeones. Pero los dirigentes me dijeron que hay que vender y dentro de esas prioridades del club la promesa es que si venden a uno me traerian uno del mismo nivel”.

El karma de las promesas incumplidas aquejó a la era Troglio desde el minuto cero. Los popes de la entidad de La Paternal permitieron la desmantelación completa de la columna vertebral del equipo campeón y no lograron incorporar refuerzos que suplantaran el extraordinario rendimiento de las bajas. Matías Caruzzo acompañó a Borghi en su aventura Xeneize. Facundo Coria emigró con destino a Villarreal e Ismael Sosa armó las valijas y viajó a tierras turcas para vestir la camiseta del Gaziantepspor. Ignacio Canuto, Santiago Raymonda, Nicolás Pavlovich, Nicolás Peric y José Luis Calderón también abandonaron el Diego Armando Maradona. Dentro de las catorce incorporaciones solo se destacaban como rutilantes Nicolás Navarro, Miguel Torrén y Franco Niell.

En el Apertura 2010 el vertiginoso mercado de pases tuvo sus consecuencias en un Bicho que recién cosechó su primer triunfo en la octava fecha frente a Banfield. Una semana antes Nicolás Berardo, una de las apuestas de Troglio, había salvado milagrosamente el pellejo de su entrenador con un cabezazo agónico que sentenció un empate en el epílogo frente a Quilmes. Después del nefasto arranque, Peter logró torcer el destino y finalizó duodécimo con 24 puntos. En ese semestre también fue abruptamente eliminado de la Copa Sudamericana por Independiente, a la postre campeón.

El desafío para la primera mitad de 2011 era aún más complicado: afrontar la Copa Libertadores y el certamen local. Quinto finalizó en el Clausura, a nueve puntos del Vélez de Ricardo Gareca. En el máximo certamen continental quedó afuera en la segunda fase pese a cumplir una gran tarea en uno de los grupos más complicados del certamen: igualó con Fluminense en Rio de Janeiro, venció a Nacional en Montevideo y al América en La Paternal. Superó a las Águilas en México y, por momentos, al Flu en Buenos Aires pero perdió ambos encuentros.

Horas antes del debut en la Libertadores, Troglio volvió a sufrir la baja sensible de uno de los pilares de su estructura. La transferencia de Néstor Ortigoza a San Lorenzo se cerró en minutos. El mejor jugador del Bicho partió rumbo al Bajo Flores y el Bicho perdió a su mejor jugador, su conductor y líder futbolístico. El tándem que formaba con Juan Mercier quedó diezmado, pese a las gratas apariciones de Matías Laba, un interesante mediocampista central de inferiores promovido por Troglio, y Germán Basualdo. Para el Apertura que se está jugando, Mercier emigró rumbo a Arabia Saudita. Su partida terminó de desarmar el once que hace apenas un año festejaba el título.

Argentinos sumó cuatro puntos en siete fechas a través de sendos empates. La derrota del último fin de semana, su tercera caída en el certamen, frente a Estudiantes fue el desencadenante de la renuncia de Troglio. Hastiado de las promesas incumplidas, piloteó un club que fue desprendiéndose de sus joyas. Pese a ello logró forjar un equipo com ambición, que respetó su identidad, que intentó jugar siempre y por momentos logró minutos de buen fútbol. Sin inversiones desmedidas, alimentó su plantel promoviendo los frutos del semillero más importante del mundo. El karma de las promesas incumplidas se volvió a devorar a otro técnico, un nombre más dentro del vértigo habitual del fútbol argentino.