Troles podemitas

Publicado el 17 junio 2016 por Cronicasbarbaras

En todas las elecciones hay partidos que le ponen trampas para agigantar su valía y humillar a los demás, juego de tronos cuyos verdaderos maestros están en Podemos y en su “superordenador colectivo”, formado por robots y millares de militantes que manejan computadoras día y noche para manipular la información y los datos, y que ellos mismos se llaman "La Guerrilla".

Gracias a ellos Pablo Manuel Iglesias Turrión cambia de la noche a la mañana su doctrina sin que nadie le pida cuentas; al contrario, quienes deberían hacerlo lo siguen como a un gurú.

Ayer era comunista, hoy socialdemócrata admirador de Zapatero; necesitamos la guillotina, soy pacifista; referéndum catalán sí, ahora, bueno...; derogación de la Constitución, sólo reforma; inmigración libre, habrá controles; nacionalización de medios informativos privados, seguirán privados”. Así, todo.

Y La Guerrilla, como la clá de los teatros, y la gente, creyéndoselo. Iglesias Turrión lleva a sus seguidores detrás de su voluntad, cambiante según le interese momentáneamente. Todos estos niños que se creen adultos ahogados tras el flautista de Hamelin.

Es un Caudillo o Conducator izquierdista como como Lenin, Ceaqucescu, como Chávez y Maduro, personajes que comenzaron prometiendo riqueza y justicia y dejaron paupérrimos y aterrorizados a sus pueblos.

El carácter oportunista y populista de Iglesias Turrión se disimula gracias a ese “superordenador colectivo” formado por esos millares de robots y troles –plural de trol, según la RAE—que inundan las redes informativas y sociales defendiendo con la fe de las sectas destructivas las cambiantes ideas del santón.

Manipulan noticias, imágenes, encuestas, siempre para dañar al rival, estafan a todos y parece que nadie quiere darse cuenta y denunciarlo.

El trol, derivado del tröll nórdico, es un espíritu semidiabólico que daña a los incautos.

Está en muchas culturas, como en la de esa madre marroquí que juzgan ahora en Zaragoza por matar supuestamente a dos hijas asfixiándolas para que no le entraran malos espíritus por la boca, esos mismos que asaltan España desde los ordenadores podemitas.

-----

SALAS