‘Tron: Legacy’ – El mejor videoclip de Daft Punk

Publicado el 20 diciembre 2010 por Cinefagos

“De verdad Sam, me estás estropeando mi rollo Zen.”

Durante muchos años, gran parte del público conoció la existencia de TRON a través de un especial de Halloween de Los Simpsons donde Homer visitaba un mundo en 3D detrás de una estantería. Tron fue, en su concepción, una película revolucionaria que echaba un vistazo al interior de los emergentes ordenadores. Aunque la primera entrega no he podido verla en su totalidad (porque me parece bastante confusa y aburrida), sí que se hizo famosa por sus icónicos escenarios y trajes de colores. Había charlas acerca de componentes informáticos, todo hecho de una forma muy abstracta que, en mi opinión, fue una de las razones de que la gente no se sintiera identificada con esto. Al final, Tron fue un pequeño oasis tecnológico rechazado por ser excesivamente bizarro para la época.

Pero cuando empresas privadas decidieron combatir la piratería con el 3D, se aprovechó esta tecnología buscando películas lo más visualmente atractivas posible. Querían algo rompedor, porque un drama familiar no puede sacar ningún partido a ese formato, así que, suponiendo demasiado, es posible que echaran un vistazo atrás y vieran cuáles habían sido las películas que, en su momento, revolucionaron el cine en aspectos técnicos. Ahí es donde Tron resucitó y esperó el momento de ofrecernos lo mismo pero más grande, más espectácular, con más luces de neón y un precio de entrada carísimo.

Aun así, podemos dar gracias de que Tron: Legacy no es un remake, sino una segunda parte del original que nos llega 28 años después y en donde el creador del programa, Kevin Flynn, sigue desaparecido. En esta ocasión es su hijo el que entrará en La Red para buscarle, viéndose envuelto de inmediato en un mundo psicodélico poblado por programas informáticos y carreras de motos luminiscentes.

Y como era de esperar, esta película ha costado tanto dinero que no pueden permitirse dejar nada al azar. No hay violencia excesiva ni lenguaje malsonante, (y si esperábais otra cosa, como alguien ha dicho por ahí, es que no se ha parado a pensar en el logotipo de la Disney que sale al principio). Esto quiere decir que han buscado una forma de que no necesites la primera película para entenderla a través de un prólogo donde explican qué es la Red, qué es C.L.U o incluso el propio TRON. Y aunque se han basado en esa historia, Tron Legacy apuesta por la espectacularidad y la acción dejando a un lado las conversaciones y los personajes. Como toda gran superproducción necesitan recuperar el dinero invertido, por lo que no se han comido mucho la cabeza con el argumento y nos han ofrecido el videoclip más largo de la historia.

Todo está bien, los efectos especiales son espectaculares y es posible que estén a la altura de ‘Avatar’, y me encanta el detalle de que sólo exista el 3D en las escenas en las que entran en el mundo digital. Eso nos da una idea de lo vanguardista que es este film y que nos hará pasar un buen rato sin apartar la vista de la pantalla, todo bien acompañado con Daft Punk, quienes son, de hecho el 50% de la película. Incluso el doble digital y joven de Kevin Flynn resulta creíble en la mayoría de las escenas, pero creo que también ayuda a que todo el entorno tenga un aire tremendamente artificial.

En cuanto a los personajes, todos cumplen con su trabajo teniendo en cuenta que aquí son secundarios. Jeff Bridges recuepra su personaje, aunque es una especie de caballero Jedi sin mucho que hacer, su hijo Sam no es un chulo inaguantable y Olivia Wilde hace un papel distinto a lo que yo esperaba. No es una heroína dura como un diamante, pero tampoco es que haga mucho en la película más que enseñarlos lo bien que queda en pantalla una morenaza con traje ajustado.

Es posible que el tremendo avance en la informática en estas últimas tres décadas haya sido un bache para el argumento. Antes nos daba la sensación de que los informáticos tenían que conocer códigos, terminaciones, teclear mucho. Ahora gracias a empresas como Apple todo es mucho más sencillo y seleccionamos de entre doscientas canciones sólo con una rueda. La diferencia entre informática y ofimática es lo que convierte en inaccesible y confuso para el gran público parte de lo que los personajes hablan y sienten y es posible que jamás lleguen a entender lo que son las ISOS y se centren en las explosiones y los efectos.

De hecho, es como si muy en el fondo, Tron, quisiese ser algo más que una película palomitera, y nos habla de un milagro: de seres vivos que aparecieron en La Red, como salidos de ninguna parte. No hizo falta ningún Dios para crearlos, simplemente se dieron las condiciones físicas que los hicieron posible. Quizá podríamos extrapolarlo a la situación en internet que tenemos en este momento: un mundo creado por sí mismo y con personas (C.LU.) que al buscar una perfección y equilibrio, lo único que consiguen es destruirlo, pero, en general, el mejor de los videoclips no es lo mismo que la mejor de las películas. No se puede criticar Avatar y defender esta porque, en realidad, se tratan de lo mismo: películas entretenidas y espectaculares, y con un argumento de fondo que, si tú lo entiendes, mejor, pero que si no, pues siempre tienes entretenimiento de sobra. Al fin y al cabo, hay mucha gente que sigue sin entender por qué se titula, precisamente “TRON”.

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