Para ayudarte con esta labor, aquí te dejo unos cuantos trucos de planchado...
Por el principio
Lee las instrucciones de cada prenda, para poder utilizar el programa de lavado y de plancha adecuado para cada una.
Y léete también el manual de tu lavadora y de tu plancha para sacarles el máximo partido.
Elige una buena plancha y una buena tabla. Lo ideal es que la plancha sea de vapor, con un peso medio, salidas de vapor suficiente y una buena suela que deslice bien sobre los tejidos. En cuanto a la tabla debería tener un buen tamaño, ser manejable y regulable.
Lo más saludable para ti es que todos los tejidos que entren en contacto con tu piel sean naturales, pero si quieres también un planchado rápido, puedes elegir fibras naturales con mezcla de fibras sintéticas, como el poliéster o la lycra.
Pon distintas lavadoras, según el tipo de tejidos, más allá de la consabida separación de blanco y color. Te recomiendo que también separes las toallas, la ropa deportiva, las prendas que necesitan lavado delicado...
Pon suavizante en cada lavado. Eso sí, sólo la cantidad justa, porque un exceso puede acabar estropeándola. Si no te gusta utilizar productos químicos para suavizar y desodorizar la ropa, siempre puedes recurrir al socorrido bicarbonato sódico.
Lava la ropa del revés, cierra las cremalleras y abrocha los botones. Así no se enredarán unas prendas con otras y se marcarán.
El secado
Saca la ropa de la lavadora según termine el programa, así evitarás que las prendas se arruguen más y que adquieran olor a humedad.
Sacude bien la ropa antes de tenderla, así extenderás mejor las prendas y luego te costará menos plancharlas. Además, acelerarás el secado.
Tiende la ropa con cuidado para ahorrarte trabajo después. Cuelga en perchas las camisas, blusas y vestidos. Extiende bien las prendas en el tendedero, evitando que se deformen y queden marcas y arrugas. Coloca las pinzas en las zonas más reforzadas de cada prenda, extendiendo todo lo posible. Y utiliza alfileres o imperdibles para mantener cuellos y solapas en su sitio si es necesario.
Así no...
Así sí...
Pon a secar los pantalones con raya colgados de una percha de pinzas, con cuidado de mantenerlos los filos bien colocados. De esa forma te evitarás mucho esfuerzo después.
Si te es posible, seca la ropa en el exterior. No sólo es más saludable, además se darán unas mejores condiciones para el secado y posterior planchado.
Utiliza los programas de planchado fácil que tienen algunas secadoras, así podrás planchar las prendas con más facilidad. Procura que siempre quede un poco de humedad en la ropa.
El planchado
Si la ropa está muy seca antes de plancharla, puedes humedecerla un poco con un pulverizador. Mejor si es con agua tibia.
Racionaliza el orden de la plancha. Aunque la recomendación general es comenzar por las prendas que necesiten más calor y terminar con las más delicadas, te aconsejo lo contrario. Así irás reduciendo el calor poco a poco y ahorrarás energía. De hecho, algunas prendas delicadas las podrás planchar con el calor residual de la plancha una vez apagada.
Regula correctamente la temperatura y el vapor para cada tipo de prenda.
Ojo, que no todas las prendas necesitan una gran cantidad de vapor, hay algunas que te costará plancharlas si te excedes con él. Sobre todo las que son muy finas o se deforman con facilidad.
Deja enfriar las prendas antes de guardarlas en armarios y cajones, porque si están calientes se arrugarán con los dobleces o el contacto con otras prendas.
Si utilizas secadora, dobla la ropa de cama antes del secado y te evitarás la plancha.
Como norma plancha la ropa del revés, porque te evitarás disgustos (marcas, brillos, etc.). En el caso de ciertas prendas también tendrás que plancharlas por el derecho, como en el caso de los pantalones.
Para evitar brillos en las prendas oscuras y de lana, pon un paño ligeramente humedecido encima del tejido.
Procura planchar desde las zonas más amplias hacia a las esquinas.
No planches la ropa interior o los calcetines, no sólo por quitarte trabajo, sino porque puedes dañar sus tejidos.
No planches tampoco las toallas, porque pierden su suavidad y su capacidad de secado. Sucede lo mismo con los paños de cocina de rizo.
Algunas prendas que no necesitan mucha plancha, se estiran de forma rápida y fácil rociándolas con el vapor de la plancha mientras las tienes colocadas en la percha.
Si tienes alguna prenda que se plancha muy mal, quizás te compense llevarla al tinte. En casa hay un par de camisas que han podido conmigo, porque me requieren un esfuerzo titánico y que luego no se aprecia en el resultado final. Así que, o las llevo al tinte o me deshago de ellas.
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La primera vez que apareció este post fue en el blog de La Meiga y Su Caldero.
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