Los consumidores cada vez estamos más concienciados de la necesidad de ahorrar y de consumir de forma responsable, por suerte.
Procuramos ahorrar en el consumo eléctrico, en la factura del gas o del agua, en combustible, intentamos utilizar el transporte público siempre que podemos, esperamos a las rebajas para comprar las prendas de fondo de armario que necesitamos... Y también en la cocina.
Precisamente para ayudarte a ahorrar en la cocina, a continuación quiero compartir contigo algunos trucos que pueden serte útiles.
Lo primero
Revisa periódicamente tu despensa, tu nevera y tu congelador para ver qué es lo que te hace falta y lo que ya tienes. Es la mejor forma de tener tu cocina surtida de lo necesario y de no acumular esos productos que adquirimos una y otra vez, porque no sabemos que ya tenemos.
Comprueba las caducidades de los alimentos y ordénalos en el lugar en el que los almacenes colocando primero los que vayan a caducar antes y más alejados del alcance de la mano los que tengan un plazo más largo para expirar.
La planificación
Procura planificar tus menús, así podrás organizarte mejor a la hora de comprar y de cocinar. También es una manera de poder integrar la cocina de aprovechamiento en tu rutina, puesto que podrás utilizar sobras y alimentos que se deban consumir porque se acerca la fecha de caducidad sabiéndolo de antemano.
Ve apuntando lo que veas que te va faltando en la despensa según te vayas dando cuenta de ello.
Haz una lista de la compra para guiarte por ella cuando tengas que surtir tu cocina. De hecho, lo ideal es hacer varias listas, una para cada establecimiento o departamento que tengas que visitar: frutería, pescadería, carnicería, panadería... Yo las hago en el smartphone en lugar de en papel, porque una lista o una libreta la puedo perder u olvidar, el móvil seguro que no. Además, al hacer las listas en el smarphone puedo reciclar conceptos, apuntar cosas mientras viajo en transporte público, etc. Personalmente utilizo la aplicación de notas que tiene el terminal.
Elección del proveedor
La elección del proveedor puede tener una gran repercusión en tu bolsillo. Te recomiendo que busques establecimientos que te ofrezcan una buena relación calidad/precio/servicio y que no te dejes guiar únicamente por la comodidad de acceso o por las ofertas.
Lo ideal es acudir al pequeño comercio, puesto que suelen ofrecer mejores productos y mejor servicio que establecimientos más grandes, aunque pueda parecer que tienen precios menos atractivos. El supuesto ahorro que ofrecen supermercados e hipermercados no es siempre real, porque suelen bajar mucho los precios en productos de primera necesidad (leche, pan...), pero hacen su agosto con otros artículos, que son más caros que en comercios de barrio.
Por otra parte, en los comercios pequeños suele haber una mejor atención, especialmente cuando se trata de los productos perecederos.
Te aconsejo que establezcas una relación de confianza con tus proveedores, porque eso redundará en tu beneficio. Te pongo un ejemplo, un pescadero de confianza te aconsejará cuáles son las mejores piezas, las que están en su mejor momento y más baratas, te las preparará a la perfección, te comentará las mejores formas de cocinar y conservar el pescado, incluso te dará recetas que probablemente ni conocías.
Fíjate en la tienda en cómo atienden los distintos empleados a los clientes y en cómo tratan la mercancía, y quédate con el más profesional.
A la hora de hacer la compra
No vayas a hacer la compra con hambre, porque probablemente comprarás más de la cuenta y cosas calóricas y poco nutritivas. Si haces la compra y no tienes necesidad de comer, te será más fácil comprar con la cabeza, en lugar de con el estómago.
Procura comprar productos de temporada, porque están en su mejor momento y son mucho más económicos.
Si compras carne, ten en cuenta que hay piezas y cortes que son más económicos y más sabrosos que otros. No todo tiene que ser solomillo de ternera... Consulta a tu carnicero de confianza para que te diga cuáles son los que más te interesan.
Si compras pescado ocurre lo mismo: no todo tiene que ser besugo, lubina o dorada. Tienes pescados sabrosos y saludables a precios de lo más ajustado como las bacaladillas, las sardinas, las caballas, etc. Y ten en cuenta la temporada antes de comprar.
Evita los alimentos frescos presentados en bandejas y prefiere siempre los dispensados en el momento. Esto es válido para frutas, verduras, carnes y pescados. Los que se venden en bolsas o barquetas suelen ser más caros y llevan más manipulación y tiempo preparados.
Dile no a las ensaladas ya preparadas. Son mucho más caras y no siempre cuentan con unas buenas condiciones higiénicas. Compra lechuga, repollo, lombarda, hoja de roble, escarola o espinacas, lávalas bien, sécalas con un centrifugador de alimentos y ya tienes tu ensalada preparada, que se puede conservar perfectamente en una bolsa de cremallera.
Cuidado con las ofertas y tamaños familiares
Las ofertas y promociones son de lo más interesante... a veces. Debes tener en cuenta que muchos establecimientos hacen ofertas del estilo de 3x2 cuando tienen un stock del que quieren deshacerse por algún motivo (van a caducar, no tienen éxito, etc.), por lo que es necesario que valores si te interesa. También deberías plantearte si son productos que utilizas habitualmente, porque si no es así, probablemente se te acaben echando a perder, con lo que habrás perdido dinero en lugar de ahorrar. Y, por supuesto, antes de comprar asegúrate de que tienes espacio para almacenar esos artículos.
Otro punto que deberías vigilar son los packs ahorro, porque en algunos casos sale más económico comprar el artículo por unidades que en pack.
Comprueba que los tamaños familiares realmente son rentables. A veces el tamaño normal es más barato que el más grande. Para comprobarlo calcular el precio por unidad/peso.
Hablando de dinero
Comprueba que no hay ninguna cantidad errónea en el ticket de compra. La cajera se puede haber equivocado y pasado más de una vez el mismo artículo, puede haber algún error en el precio, etc. Doy fe de que no fijarse en el ticket de compra puede salir muy caro: en un hipermercado presenciamos cómo la pareja de extranjeros que compraba delante de nosotros casi paga un pollo (que no era ni siquiera de corral) a un precio de 599 euros; porque al introducir el precio en la herramienta de control de stock a alguien se le había olvidado poner una coma en el lugar correcto.
Verifica que te han aplicado las ofertas en el ticket de compra, porque no siempre se hace y puedes perder dinerito por un olvido ajeno.
Y ojito con los pesos de los productos envasados, porque no siempre pesa lo que indica la bolsa o la etiqueta. Te invito a que peses las bolsas de zanahoria o las mallas de limón, porque no siempre 1 kg. tiene 1.000 gr...
A la hora de cocinar
Si tienes una cocina vitrocerámica o eléctrica, apaga el fuego un poco antes de finalizar la cocción para aprovechar el calor residual.
Utiliza cazuelas, ollas y sartenes del mismo tamaño del fuego que utilices, porque sin son más pequeñas, puede llegar a haber pérdidas de energía de hasta un 20%.
Siempre que puedas cocina con tapa, porque necesitarás menos energía para cocinar.
Dile sí, quiero a las ollas a presión, sobre todo si son súper rápidas. Ahorrarás mucho tiempo y energía.
Ajusta la cantidad de agua a la cantidad de alimento de vayas a cocer. Si pones demasiada agua, necesitarás mucha energía para que hierva y perderás más nutrientes.
Si vas a cocer algún alimento, no le eches sal al agua hasta que ésta comience a hervir. La sal hace que el agua sea peor conductor del calor y necesitarás más energía para cocinar.
No abras el horno a menudo cuando estés cocinando con él, porque puedes llegar a perder casi un 20% de energía.
Si vas a cocinar en el horno, haz más de un plato a la vez para aprovechar el calor.
Aprovechamiento
Apuesta por el caldo casero. Emplea huesos, espinas o restos de verduras para hacer tu propio caldo. Ahorrarás dinero y ganarás en salud.
No tires las hojas verdes (lechuga, col, espinacas) que estén más feas y utilízalas para hacer puré o crema. Esto sirve para las puntas de zanahorias, calabacines, berenjenas, etc.
Si te han sobrado patatas cocidas, no las vas a poder congelarlas o conservarlas en la nevera, pero sí puedes utilizarla para enriquecer un puré. Y ese puré sí que puedes guardarlo en el frigorífico o congelarlo.
Si te han quedado legumbres cocidas y no sabes qué hacer con ellas, añádelas a tus purés y cremas. Quedarán deliciosas y mucho más nutritivas.
En caso de que tengas plátanos que se han madurado demasiado, puedes batirlos y utilizarlos para sustituir el huevo en repostería. También puedes hacer batidos.
Si tienes fruta que se va a echar a perder, utilízala para hacer macedonias, batidos, compotas, mermeladas o ensaladas. Otra opción es conservarla en almíbar o congelarla.
Los restos de carne o pollo asado o a la plancha los puedes emplear cortados en trocitos para enriquecer platos de verduras, hacer tortillas, rehogarlos con legumbres, etc. También los puedes picar a cuchillo o con picadora y preparar fajitas, burritos, hamburguesas o albóndigas.
No tires la grasa del jamón, el bacon o las piezas de pato y utilízalas para darle más sabor a las verduras, el arroz blanco... Sólo tienes que sustituir el aceite de oliva en la sartén por algo de esta grasa.
Los restos de pescado los puedes convertir en un estupendo pastel salado, preparar albóndigas o hamburguesas.
Si tienes pan que se te ha quedado duro, puedes rallarlo para hacer empanados y otros platos similares. También puedes utilizarlo para hacer picatostes, torrijas o pain perdu.
Los restos de pan de molde, bizcochos, bollería o galletas los puedes utilizar para hacer pudings, bases de tartas, acompañar natillas, incluso puedes mezclarlos con huevo batido, canela y una pizca de azúcar y hacer una deliciosa tortilla dulce.
¿Qué trucos utilizas tú para ahorrar en la cocina? Me encantaría que lo compartieses en el apartado de comentarios.
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La primera vez que apareció el post Trucos para Ahorrar en la Cocina fue en el blog de La Meiga y Su Caldero.
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