Quien es padre o madre, ha enfrentado enteramente la dificultad que conlleva la responsabilidad de disciplinar a nuestros hijos.
Durante mi experiencia personal, he enfrentado una gran cantidad de contratiempos para los que debo aceptar, no me encontraba preparado. Por tal razón, leí y leí encontrándome una diversidad de opiniones y alternativas que, en muchos casos más bien descubrí confusión.
Sin embargo entra todo lo evaluado, atiné en un tema en la que los expertos en disciplina infantil sí están todos de acuerdo: La clave está en que seamos consistentes en lo que deseemos instruir.
“Si vas a cambiar una sola cosa en tu forma de disciplinar a tu hijo, elige el ser más consistente”, dice Sal Severe, autor del libro Cómo educar a sus hijos con el ejemplo.
“Tus niños tienen que poder predecir cómo te vas a portar, o sea, cual será tu reacción. [Mamá espera que yo recoja los juguetes una vez que haya concluido de jugar. Si no lo hago, no podré ver la televisión.] Al ser consistente le transmites a tu niño la noción de que él es importante. [Recoger los juguetes es mi responsabilidad como miembro de esta familia.]”
“La falta de consistencia, por otro lado, puede confundir a los niños o crear inseguridad. [A veces tengo recoger mis cosas, a veces no. Si me quejo o chillo, normalmente no tengo que hacerlo. Pero mamá a veces se enfada.] Si eres consistente, tu hijo pensará más acerca de su conducta, y eso es precisamente lo que tú quieres”.
Al comportarnos con consistencia tranquilizamos a nuestros niños. Cambiar las normas o aplicarlas erráticamente ni es justo, ni es una manera eficaz de enseñarles a los niños cómo deben portarse.
Además, dice Severe en su libro, “Algunos padres piensan que dar el brazo a torcer ante las súplicas, lloriqueos o rabietas de los niños les facilita la vida. Pero a la larga, sólo les hace la vida más difícil. Es simplemente una cuestión de pagar ahora o pagar más adelante”.
Claro que esto todos lo sabemos, pero en la vida real nos cuesta hacerlo. Estamos cansados, ocupados, y basta con una mirada dulce de nuestros niños para que cambiemos nuestra decisión.
“Yo trato de hacer que mis hijos cumplan las reglas, pero a veces estoy cansada o estresada, y es cuando dejo pasar las cosas”, confiesa una madre. “Pero al final siempre termino pagando yo”.
¿Cómo podemos ser más consistentes? Prueba los siguientes consejos que he recopilado de varios expertos en disciplina y que estoy seguro pueden ayudarte a mantenerte firme en tu propósito:
1. Elige tus prioridades. No intentes solucionar todos los problemas de disciplina de una sola vez. Esto solo te agobiará demasiado y no lo lograrás. O sea que elige sólo uno o dos asuntos a la vez y dedícales toda tu atención y empeño. Podrías, por ejemplo, empezar por combatir la costumbre de lloriquear, o contestar de mala manera, o concentrarte en acabar con las rabietas. Ponte en guardia para atacar estos comportamientos siempre que surjan. No te rindas ni cambies de opinión. No recompenses las malas conductas.
2. Prepárate para una larga lucha. Por lo general, tardarás unas tres semanas en corregir una mala conducta. Ponte en el lugar de tu hijo: “Antes yo no tenía que recoger los juguetes hasta que mamá no empezaba a gritar. Ahora tengo que hacerlo a la primera vez que me lo dice. No entiendo”. La conducta de tu niño cambiará, pero probablemente el cambio no llegue tan rápido como te gustaría.
3. Escríbete recordatorios. Déja apuntes que digan, “No discutas” o “Busca cooperación” o “No te rindas ante sus súplicas”. Puede parecerte una tontería, pero estas notas ayudan muchísimo, sobre todo si las dejas a la vista. Y haz también un cartel especial que te recuerde las “3 Cs” de la disciplina: “Calma, Consistencia, y Cariño”. De ahora en adelante, éste será tu “mantra” de mamá o de papá.
4. Busca una buena ocasión. En lugar de caer en la tentación de aplicarle un “tratamiento de emergencia” justo antes de una gran fiesta o de la celebración de fin de año, elige una época más estable y predecible, y tendrás mucho más éxito. Todos en la familia necesitarán tiempo, orden y un periodo con la menor cantidad posible de estrés para poder poner en práctica la consistencia, ¡sobre todo tú! Por lo tanto, no te aventures a empezar un nuevo plan de conducta justo antes de que nazca un hermanito o de que empiecen las clases, o durante un cambio de residencia.
5. Recuerda que habrá resistencia. Tu hijo te desafiará por más consistente que seas. O puede que al principio responda bien y en seguida regrese a su conducta habitual. No te desesperes, porque esta forma de ponerte a prueba es normal. Una vez que las aceptes, estas regresiones temporales en su comportamiento se te harán menos frustrantes, y podrás seguir con tu plan.
6. No trates de hacerlo todo tú solo o sola. Cuando decidas emprender tu marcha hacia la consistencia, recluta ayudantes: tú pareja ante todo, los abuelos, profesores, personas que cuidan a tu hijo y hasta sus entrenadores deportivos pueden ayudar a solucionar los problemas de conducta de tu hijo. Ten a mano estos puntos y si aun así tienes dudas, puedes escribirnos para ampliar algún tema.
7. Suelta un poco las riendas, pero hazlo intencionalmente. Las inconsistencias accidentales (como cuando estás demasiado ocupada o entretenida para hacer cumplir las reglas) le transmiten a tu niño el mensaje de que esa norma no es tan importante para ti, y eso predispone a tu hijo a que él también la ignore. Sin embargo, las inconsistencias intencionales (cuando le avisas de antemano a tu hijo que has optado por hacer una excepción) pueden fortalecer una norma. Por ejemplo: “Como este fin de semana vas a estar con tus abuelos, no tienes que recoger tu habitación, o hacer tu cama, hasta que regreses”.
No somos criaturas de la circunstancia; somos creadores de la circunstancia. Benjamin Disraeli. Político y escritor inglés.
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