True Girls Gamers : Las chicas se rebelan

Publicado el 08 septiembre 2014 por Harvey Bloom @Harvey_Bloom
Como ya anunciábamos hace poco en nuestro blog,  el sexismo en los videojuegos es un tema del que aún queda mucho por hablar y que está suscitando opiniones de todo tipo. Son muchos los comentarios en internet de los abanderados de una masculinidad hueca y estúpida, que hace gala de comentarios poco afortunados (por decir algo) sobre lo que es ser un gamer hoy en día, y que necesariamente tiene que pasar por el filtro del sexo. 
Gracias a un puñado de chicas que han hecho del saber hacer y el sentido del humor sus únicas herramientas, True Gamer Girls (#TGG) ha visto la luz en forma de escueto reportaje digital gratuito. La chispa saltó tras la publicación de Gamer Girls, una publicación que continúa con la tradición de representar a las mujeres desde el punto de vista de un hombre. Esto es, siempre erotizando su cuerpo, recalcando sus atributos físicos por delante de los intelectuales o, en este caso, de sus habilidades o preferencias a la hora de jugar a videojuegos.
Además, se le añade la imposibilidad de acceder a un sector que parece estar reservado a gente con algo que cuelga entre las piernas; no es raro encontrar en los foros de las revistas del sector comentarios como los que adjuntamos. En Meristation, a la pregunta de ¿Dónde conocer a chicas gamers?




Sin contar con la ristra de burradas que les han dedicado en Vandal, llegando a ese momento que una persona  con dos dedos de frente, mínimamente coherente, sabe que va a tener lugar pero espera que no suceda nunca; ese momento en el que un tolai las llama lesbianas o amargadas o frustradas sexuales. Nadie, sin embargo, ha conseguido empatizar con alguien que está harto de que se la represente como si fuera una actriz porno. En el caso de los hombres, pensamos, ese retrato se hace desde una perspectiva diferente. Casi nunca es concebido como un objeto sexual y sí como un héroe o un dios de la acción. 
Desde Oh! Magazine queremos solidarizarnos con ellas, porque resulta alarmante que a estas alturas aún haya gente que se sorprenda de que un grupo de chicas decidan reaccionar ante casos flagrantes y, sobretodo, que las pongan a caldo y cuestionen sus motivaciones, cuando parece norma general aceptar esa imagen completamente distorsionada de chicas normales a las que les gusta, simple y llanamente, jugar a la consola.