En un futuro no muy lejano, las personas se conectan a un entorno de realidad simulada llamado “El Otro Plano” (“The Other Plane”). Allí se despliega un universo donde la imaginería de capa y espada se mezcla con las habilidades informáticas. Los warlocks (hackers) más hábiles se reunen en un concilio secreto, en el que se conocen entre ellos sólo por sus pseudónimos. Mr. Slippery, uno de estos warlocks, tendrá que colaborar con el gobierno de los Estados Unidos (el gran enemigo) cuando descubren su verdadera identidad, su verdadero nombre.
Éste es el argumento de la novela corta True Names, escrita por el profesor Vernor Vinge (n. 1944) y publicada en 1981. Se trata de un relato de gran influencia en la ciencia ficción y que es precursor del concepto del ciberespacio, que popularizaría tres años más tarde Willian Gibson en su novela Neuromante.
A partir de la premisa planteada en True Names se desarrolla un juego del ratón y el gato para descubrir la identidad (el verdadero nombre) de un misterioso warlock. Esta persecución permite al autor reflexionar sobre conceptos como el anonimato en la red o la posibilidad de que un programa (un simulador de personalidad) pueda superar o no el Test de Turing.
Como he dicho, el concepto de ciberespacio viene del entorno descrito por Gibson en Neuromante. Sin embargo, el “Otro Plano” inventado por Vinge bien podría ser un ciberespacio. Esto no significa que True Names sea una novela ciberpunk ni mucho menos. El “Otro Plano” resulta a la vez más irreal y más familiar. Más irreal por la imaginería de capa y espada al más puro estilo Dungeons & Dragons, donde los archivos, programas y sripts se cambian por hechizos y sprites. Más familiar por la importancia que tiene en ese universo la velocidad (y calidad) de las conexiones a la red, por las limitaciones de los ordenadores individuales frente a la optimización de los recursos en red; y más familar también por las menciones a la ARPANET militar y por lo que el “Otro Plano” recuerda a los foros y BBS que habían aparecido por esa época.
Cada lector, dependiendo de lo familiar que le resulte el tema. verá más o menos guiños y referencias a las conexiones en red de principios de la década de los 80 y reconocerá los debates en torno a Internet y las nuevas tecnologías que había por entonces. Para terminar, no olvidemos que Vernor Vinge concibió el concepto de Singularidad Tecnológica (que supondrá la existencia de inteligencias superhumana gracias a la tecnología) en la década de los 90. En True Names ya se insinúa ese concepto.
La novela True Names no está editada en España, pero podéis conseguir la versión inglesa a través de Amazon y otras tiendas similares. También está en formato epub.