Desde siempre he atraido a la gente rara, vaya usted a saber por qué. Como van tantos años, lo tengo asumido.
Desde que vivo en Francia soy además un imán para los franceses en el extranjero. Dado mi historial, no me ha sorprendido demasiado.
Ahora, que estando en casa de mi hermana en un pueblo de Alicante me vengan a sonar a la puerta los dos únicos testigos de Jehová franceses de la región en búsqueda de otros franceses que evangelizar; eso me deja atónita hasta a mí.