ESTATUA ECUESTRE DE PIZARROConcluyen mis crónicas viajeras con visita a Trujillo. Se celebra un certamen quesero y encuentro la fascinante localidad abarrotada. Estoy en la bulliciosa Plaza Mayor ante la sitiada estatua ecuestre del gallardo Pizarro, aún debatiéndome entre la ruta a seguir.
Para mi sorpresa, al igual que en Madrid, veo varios turistas montados en los útiles y entretenidos Segways, sumamente práctico este vehículo urbano para recorrer la ciudad sin necesidad de caminar.
Comienzo mi exploración adentrándome en la iglesia de S.Martín de Tours (S.XVI), amplia, bonita y dotada de un magnífico órgano barroco de sanguínea tintura. También me llama la atención una vitrina donde reside la virgen templaria de la Coronaria. El edificio donde me encuentro es obra del arquitecto Sancho de Cabrera, y fue erigido sobre otro anterior de la época de la Guerra de Sucesión a la corona entre Juana la Beltraneja e Isabel de Castilla (S.XIV).
Hace ya un buen rato que mis piernas se enfrentan a pedestres escarpaduras de patente faz medieval, pero poco importa eso cuando el premio a mi denuedo me lleva hasta el arco de la Cuesta de la sangre, la Plazuela del reposo, el mirador de las monjas o la Puerta de Santiago. Merece la pena visitar la iglesia de Santiago por las excelentes panorámicas desde la “cúspide”.
Después, bajando por la calle Cambroneras se llega a un interesante aljibe califal hispano-musulmán del siglo X (Período Omeya). Se trata del mejor ejemplo de este género en toda Extremadura.
Palabras mayores dignas de preconización merece la imponente iglesia gótica Santa María la Mayor (S.XIII-XVI). Es Monumento Nacional, obra mayúscula del arquitecto Sancho Cabrera.
Majestuosa y deslumbrante, destaca su retablo hispano-flamenco, con maravillosas pinturas y predominio de tonos rojos y áureos.
IGLESIA SANTA MARÍA LA MAYOR
Me encanta la elegancia de sus arcos y carácter diáfano, como una mañana preñada de claror. Nuevamente, azuzado por el acicate insoslayable de obtener unas vistas privilegiadas de Trujillo arrostro los 106 escalones que conducen a la torre campanario.
Ya de nuevo sobre la superficie me encamino ahora a la Calleja de los mártires para visitar la Casa Museo de Pizarro, pero yo, que soy inconformista enamorado de los altozanos revierto enseguida el influjo de mi atención hacia el impresionante mirador de la Alcazaba (600 metros sobre el nivel del mar).
Se trata de un fantástico monumento andalusí de muros de sillería que data de la época de los Omeya (Siglo IX-X).
ALCAZABA
Es muy hermosa la entrada de arco de herradura, e imponente la estructura del patio de armas. La gente a mi alrededor tiene prisa por encaramarse a las almenas y otear Trujillo desde esas altitudes. Dejo el encanto innegable de esta fortaleza medieval y me topo con el simpático tren turístico que recorre la villa, mientras asciendo por la calle Tiendas en dirección a la Plaza Mayor. Poco antes de partir, hay una parada obligatoria en el precioso local vintage “La Pastelería”. Es tan bonito que parece de cuento de época…