Algo tarde nos llega esta nueva película de Jay Roach -firmante de comedias de éxito como Los padres de ella (2000)- sobre el que probablemente sea el guionista más conocido del Hollywood de los grandes estudios, Dalton Trumbo: autor de Vacaciones en Roma (1953) o Espartaco (1960). Avalada por la nominación al Oscar de su actor protagonista, Bryan Cranston, la película resulta relativamente decepcionante. La razón es que su título original, Trumbo, despista. No encontraremos aquí el retrato en profundidad del escritor, sino la panorámica de una época oscura en la historia de los Estados Unidos, la famosa caza de brujas. En este sentido, el subtítulo agregado en castellano, La lista negra de Hollywood, parece más acertado, ya que el guión se desvía del protagonista para situarnos y se fija -demasiado- en otros personajes, como el también guionista (comunista) Arlen Hird -personaje ficticio interpretado por el genial cómico Louis C.K.- o el interesante papel que jugó el actor Edward G. Robinson (Michael Stuhlbarg). Sobre las ideas comunistas de Dalton Trumbo se pasa un poco por encima y el guión prefiere centrarse en las dificultades que sufrió este y su familia al ser acusado de "anti-americano". Cranston nos gusta mucho desde Breaking Bad (2008-2013) -oye, desde Malcolm (2000-2006)- y todos sabemos que es un gran actor, pero aquí no tiene demasiadas oportunidades para el lucimiento. Casi ninguna. En el desenlace, sin desvelar nada, debo decir que el director toma una decisión visual que me parece frustrante y un claro ejemplo de lo que falla en la película. En lugar de pegarse al rostro de un gran actor en el clímax de su película, Roach utiliza un efecto pueril en las gafas del personaje. Sin embargo, Trumbo es -medianamente- interesante como acercamiento a un momento vergonzoso, ya sugerido con mucho humor por los hermanos Coen en esa reunión de guionistas marxistas que vimos en ¡Ave, César! (2016).