Norelys Morales Aguilera.─ A estas alturas del mandato de Donald Trump, pocos negarían que el magnate, no tan rico y solvente como dice, vive en una realidad paralela, considerándola como inventarse una, cuya principal consecuencia es creerse sus propias mentiras.
La prueba más reciente es que en una llamada al presidente mexicano Enrique Peña Nieto, Trump dijo que había ganado el 84 por ciento del voto cubanoamericano en las pasadas elecciones. (¡!)
"En la última elección, gané con un por ciento grande de votantes hispanos. No sé si lo escuchaste, pero con Cuba, tuve el 84 por ciento, con el voto cubanoamericano", dijo Trump en llamada del 27 de enero, según transcripción publicada este 3 de agosto por The Washington Post.
Pero, hasta el mismísimo Nuevo Herald de Miami, publica que los estimados disponibles -entre el 50 y el 55 por ciento de los votos- están muy lejos de esa cifra y los expertos no tienen idea de dónde provino ese número tan elevado. El número no se acerca a ninguno de los resultados de las encuestadoras, ni a los estimados realizados por estrategas de ambos partidos, ni a las proyecciones de los académicos. La Casa Blanca no respondió inmediatamente a una solicitud de comentario del medio, carnal de la mafia cubanoamericana.
O sea, que Trump vende otra guayaba (mentira) grosera, para justificar sus componendas electoreras con terroristas y legisladores igual de tramposos que él, como Marco Rubio y Mario Díaz-Balart.
Mientras tanto, otra propuesta contra el bloqueo, que perjudica tanto a los cubanos como estadounidenses, fue presentada en Washington. El demócrata Ron Wyden, miembro del Comité de Finanzas del Senado estadounidense, llevó al Senado el proyecto Ley de Comercio de Cuba 2017 con el fin de establecer relaciones comerciales normales con la Isla, informó Prensa Latina.
De acuerdo con el portal digital Insidetrade.com, la propuesta dirigida a levantar el bloqueo impuesto contra la isla hace más de 55 años, cuenta con el copatrocinio de seis miembros de su partido: Patrick Leahy, Dianne Feinstein, Richard Durbin, Tom Udall, Patty Murray y Jeff Merkley.
La propuesta removería los "principales estatutos que codifican las sanciones" contra Cuba, incluyendo los establecidos en la Ley Helms-Burton de 1996, la Ley Torricelli de 1992, y otras disposiciones que afectan el comercio bilateral y la inversión.
El sitio web recordó que, la primera de esas normativas reforzó el cerco económico, comercial y financiero, al extender su aplicación a otros países que intercambiaran con la isla, mientras la de 1992 llevó las restricciones a filiales extranjeras de compañías estadounidenses.
El pasado 16 de junio el presidente, Donald Trump, firmó en Miami, Florida, el llamado Memorando Presidencial de Seguridad Nacional sobre el Fortalecimiento de la Política de los Estados Unidos hacia Cuba, que revierte avances en el acercamiento entre los dos países.
Lo que Trump y los mafiosos de Miami, no quieren ver es que tal política afecta tanto al pueblo cubano como al norteamericano. James Williams, presidente de la Coalición Engage Cuba, que promueve la eliminación del bloqueo, y no por razones éticas, sino puramente comerciales, felicitó al legislador Wyden.
El presidente de Engage Cuba, Williams, consideró que el bloqueo perjudica al pueblo de la isla y al crecimiento del empleo en Estados Unidos, y resaltó que esta legislación levantaría efectivamente ese cerco.
En un comunicado de la Coalición ilustró con un informe del pasado 1 de junio, que concluyó que revertir las medidas adoptadas hacia la Isla por la administración de Barack Obama (2009-2017) costaría a la economía norteamericana seis mil 600 millones de dólares y 12 mil 295 puestos de trabajo.
Williams también recordó que el 12 de enero último se reintrodujo un proyecto similar al de Wyden en la Cámara de Representantes por parte de los congresistas Tom Emmer, republicano por Minnesota, y Kathy Castor, demócrata por Florida.