Norelys Morales Aguilera.─ La tuitermanía de Donald Trump @realDonaldTrump, su blablablá (englobado en los varios significados de la palabra en inglés trumpery) no sería significativa, si sus mensajes no destilaran lo peor de la ideología imperial, sus mentiras, sus ofensas y sus exabruptos, que han convertido la Casa Blanca en un gallinero, como buen imperio en decadencia, aunque no se sepa su duración.
Susan Bro, la madre de Heather Heyer, quien murió atropellada, junto a otras 19 personas que resultaron heridas, por un supremacista blanco en una manifestación en Charlottesville, Virginia el sábado 12 de agosto, dijo que no hablará con el presidente Donald Trump. "No he hablado con él y no lo haré". "Lo siento, pero después de lo que dijo sobre mi niña, ... vi un video sobre él en la conferencia de prensa igualando a los manifestantes como Heather con el KKK y los supremacistas blancos".
Agencias y medios indicaban que el martes 15, que Donald Trump provocó una batahola al afirmar que la responsabilidad por la violencia que sacudió a Charlottesville el sábado anterior, debería endilgarse "a las dos partes". En una caótica conferencia de prensa concedida en la Trump Tower de Nueva York, el mandatario puso en el mismo plano a los miembros de la derecha supremacista que se dio cita en la pequeña localidad de Virginia (este) y a los manifestantes reunidos para denunciarlos.
Sus afirmaciones contradicen la solemne declaración que dio el lunes en la Casa Blanca, en la que denunció, tarde pero claramente, la inaceptable "violencia racista".
De pié delante de los ascensores de su torre en Manhattan, Trump comenzó por decir que su primera declaración del sábado, muy evasiva, se debió a la escasa información de la que disponía. "Cuando doy declaraciones, quiero ser correcto, quiero los hechos. Los incidentes acababan de ocurrir", dijo, para justificar su reacción en dos tiempos.
Pero ante la avalancha de preguntas, Trump volvió a justificar su primera reacción. "Pienso que hay culpa de ambas partes", dijo Trump vengativo. "Yo miré atentamente, mucho más atentamente que la mayoría de la gente. (En la manifestación) había un grupo de un lado que era agresivo y otro grupo del otro lado que también era muy violento. Nadie quiere decirlo", afirmó.
¿Qué decir de la 'Alt izquierda'? "¿Qué decir de la 'izquierda alt' que atacó a la 'derecha alt' (término que designa a la derecha alternativa) como dicen ustedes? ¿No tienen ellos una parte de la responsabilidad? ¿Tienen un problema? Yo pienso que sí", lanzó.
Barcelona. Tras una declaración "presidencial" en Twitter sobre el atentado en Barcelona, Trump condenó el ataque y ofreció la ayuda de su país a España.
Pero, poco después el magnate tuitero, volvió a hacer uso de las formas que lo caracterizan y embarró la repulsa al ataque terrorista en España con una alusión en Twitter a un episodio oscuro del pasado estadounidense, reseñó Dpa.
En dicho tuit Trump apuntó al terrorismo islámico y mencionando al general estadounidense John Pershing (1860-1948).
Según un episodio cuestionado por historiadores, Pershing ejecutó a prisioneros musulmanes en Filipinas con balas untadas en sangre de cerdo. "Estudiad lo que el general Pershing de Estados Unidos hizo a terroristas cuando los capturó. ¡No hubo más terror radical islámico en 35 años!", escribió Trump.
El presidente rescató así una historia que contó cuando era aún candidato en las primarias del Partido Republicano y cuya veracidad historiadores estadounidenses afirman que no es como la cuenta Trump.
Se da la circunstancia, además, de que Pershing luchó en Cuba en la guerra entre Estados Unidos y España. Las críticas a ese tuit no tardaron en llegar tanto en medios estadounidenses, como en Twitter.
Continuarán las entregas de "Trumpery Trump".