Director: James Vanderbilt
Verdad: hoy termina el mes de enero. Otra verdad: hoy también termina esta apresurada e incompleta retrospectiva 2015. Siguiente verdad: el fin no ha sido tan malo como pensaba; desde luego, no se podía caer más bajo y sentirme más suicida luego de dos basuras sangrantes como "Da sweet blood of Jesus" y "Chi-Raq", ambas de ese trasunto de director que respeto es lo que menos va a obtener. Última verdad: a pesar de lo anterior, "Truth" es mejor de lo que pensaba, y por méritos propios (no por comparación); no será un prodigio cinematográfico, pero pienso que el debutante James Vanderbilt, que hasta ahora se había desempeñado como guionista (de títulos bien y títulos "meh"), se desenvuelve con bastante solvencia en la ejecución de su opera prima. Además, contar con Cate Blanchett y Robert Redford es un aliciente imposible de ignorar y que siempre jugará en favor de la obra en que se encuentren.
Cate Blanchett es una periodista de prestigio que se mete en problemas cuando decide investigar cierto episodio pasado de la vida de George W. Bush, lo que, como se espera, no será un camino color de rosa: tendrá que luchar y hacer frente a la vil y sanguinaria maquinaria.
El título de la película no es gratuito, moralizante ni genérico; por el contrario, expresa a la perfección la esencia de la película, que no es necesariamente lo primero que una palabra tan tajante como "Verdad" en tan importante espacio podría indicar de buenas a primeras; ya saben (las ideas que se me venían a la mente): una historia de intención primordialmente idealista sobre el oficio del periodista y un relato con fuertes tendencias a pontificar sobre tal y cual cuestión, sobre todo, aunque sea por debajo, de la vida (estadounidense, claro): "acá venimos a contar la verdad, nuestra verdad, que es la única verdad". Vamos, lo que cualquiera podría pensar de parte de unos tipos tan relamidos y condescendientes (a pesar de lo crítico que se crean consigo mismos) como los estadounidenses, especialmente en lo concerniente a la libertad de expresión, la primera enmienda y todas esas cosas. Ciertamente el director no puede evitar caer en la cursilería y el orgullo desmedido: las típicas y empalagosas secuencias en que los periodistas son retratados como héroes hasta cuando se toman un café y comen comida chatarra no se hacen esperar, lo mismo que con los diálogos para la galería (con interpretaciones que pierden naturalidad por forzarse a sonar "denunciantes") y esa extraña mezcla de pueril sentido del humor (basado en referencias pop en vez de mordaces observaciones socioculturales, que tampoco es el caso de "Truth", miren que no es nada "The Martian" la cosa, aún con un director más joven) con profusa solemnidad y gravedad. De más está decir que Vanderbilt se maneja mejor en el tratamiento del discurso que en la ejecución formal, que es correcta y pulcra y efectiva pero de poca personalidad, luces y logros, si bien mantiene el ritmo y el sentir y, sobre todo, lo que se quiere decir, a lo largo de un metraje que no cansa aunque, claro, no emociona demasiado. Pero es que "Truth" no es demasiado emocionante de por sí, al contrario, ésta es una historia bastante trágica y cruel con sus personajes, es como la antítesis de estas películas de gente que lleva a los opresores ante la justicia y la verdad al pueblo; no va por los derroteros de, por ejemplo, "Spotlight", que habla del triunfo del ideal estadounidense. "Truth" me parece que dice que no hay verdad, o que si la hay, que no es algo que se consiga con loables intenciones, que no se llega a ella sólo con desearlo con toda tu bondad, y que a veces el estar en el "lado correcto" no significa nada, pues ése es un simple lugar común. Sea lo que sea que uno interprete, me consta que hay una reflexión que intenta ser instalada sin caer en efectismos (extrañamente el discurso permanece diáfano y libre, quizás por lo ambiguo del mismo), que quedan relegados casi estrictamente a la construcción del relato, con sus típicos métodos grandilocuentes. O quizás yo lo entendí todo mal y "Truth" sí es un sentido homenaje a héroes injustamente incomprendidos y despreciados. Supongo que es mejor decir que la película señala que todos tenemos derechos a equivocarnos y que un error en busca de la verdad no avala una mentira, si bien la verdad es un ente difícil de determinar.
La trama en sí cuenta la investigación de cómo Bush hijo, en su pasado como militar, fue un pésimo sujeto: evitó Vietnam mediante tráfico de influencias y su tiempo en el ejército se lo pasó haciendo nada, lo cual no quedaba registrado pues, de nuevo, sus conexiones lo protegían y blindaban de castigos y demás. Es obvio que la película también habla de los abusos de poder y de todas las marañas de apestosas mentiras y tratos que se cuecen a escondidas de la gente, pero como dije, no es la intención de Vanderbilt el pontificar, pues, en todo caso, los republicanos hacen el ridículo casi por defecto (todos tenemos políticos así en nuestros respectivos países), aunque la verdadera conclusión es que el director no quiere decirnos lo que ya sabemos, sino escrutar y diseccionar (y no pontificar, insisto) la realidad a partir de ello. En todo caso, simplifiqué: "Truth" no es exclusivamente sobre la investigación, ya verán que hay más...
No puedo decir mucho de Cate Blanchett y Robert Redford salvo que me han encantado por completo, demuestran un oficio y una humanidad tremenda, especialmente el segundo. Eso sí, me molesta sobremanera que una actriz tan buena como Elisabeth Moss haya sido desaprovechada de manera tan insultante con un personaje inútil que apenas aparece en dos o tres escenas para sonreír como boba, repetir lo que otros dijeron y hacer tontas preguntas de quinceañeros. Es una falta de respeto para quien interpretó a la gran Peggy Olson de "Mad Men".
Y "Truth"... ¿por qué se llama "Truth"? ¿Por qué no se títuló como el nombre del caso periodístico o la división que investigaba (ejem, Spotlight...)? ¿Por qué se llama, precisamente, "Truth"? Pues porque nadie sabe con certeza qué es la verdad... ¿o no?