¡Hola lectores!
Hacía ya tiempo que no traía una entrada de esta sección, y ya lo iba echando de menos.
Hoy quiero compartir con vosotros algunos de los libros de fantasía que me han gustado especialmente por el desarrollo del mundo -lo cuál no quiere decir que el libro en sí sea de mis favoritos-.
Y además, me voy a ahorrar títulos tipo El señor de los anillos, Canción de hielo y fuego, El nombre del viento, Eragon, Harry Potter o Las crónicas de Narnia, porque son libros tan famosos dentro de este género que la mayoría ya estaréis hartitos de oír hablar de ellos, y porque además, quiero recomendar otras cosas de las que no hablo tan a menudo y que aunque no me hayan gustado tantísimo, también merecen la pena.
Los libros no están puestos en ningún orden en particular.
Acabo de decir que en esta entrada voy a recomendar libros que no recomiendo tan a menudo, y ya estoy haciendo trampa. Pero es que simplemente Corazón de tinta no podía faltar en esta lista. El mundo de este libro derrocha fantasía por los cuatro costados, y sobresale sobre todo en la gran variedad de ambientes y de criaturas mágicas tan originales.
Elantris es el último libro de fantasía que he leído, pero desde luego que no será el último que leo del autor. Aunque no es un mundo enorme, y no tiene realmente demasiados elementos mágicos hasta bien avanzada la trama, me encantó. Las diferencias entre cada reino y sus habitantes, las relaciones políticas, las costumbres y la historia... todo está genialmente desarrollado y además, cosa que tiene mucho mérito, llegamos a conocer a la perfección este mundo sin cambiar apenas de escenario, pues toda la historia transcurre en Arelon.
La trilogía de Las crónicas del mago negro la leí ya hace tiempo, y como dije en la reseña, me encantó sobre todo el primer libro porque era donde más se desarrollaba el mundo. Puede que aquí no aparezcan dragones ni criaturas mágicas, y toda la historia se desarrolla en una única ciudad, pero es impresionante ver la organización del gremio, las relaciones de los magos con el resto de los habitantes, y cómo todo está cuidado al detalle. No es uno de los mundos más complicados o variopintos que he leído, pero me encantó por lo bien pensado que estaba todo.
El castillo ambulante está lleno de magia y de humor, y no es un mundo mágico que posea organización o unas reglas estrictas, y precisamente es ahí donde reside su encanto. Es un poco caótico, la magia te la tienes que creer y punto, porque no te van a dar una explicación.
Me pensé mucho si meter en esta lista Sombra y hueso, de la trilogía Grisha, porque realmente no fue un libro que me gustara. Pero pensándolo bien, el mundo creado por la autora -ambientado en la Rusia zarista- es destacable, sobre todo dentro de la literatura juvenil. Es un mundo muy rico y bien estructurado, una lástima que el libro (para mí al menos) fallara en todo lo demás.
Terramar es un mundo que me recuerda mucho a la Tierra Media, porque va un poco en esa línea. Sin embargo, algo que me sorprendió mucho es que no hay ningún gran continente, sino que todo son islas pequeñitas no demasiado lejos las unas de las otras, por tanto los personajes siempre están navegando de un lado para otro.
Aquí voy a hacer trampa otra vez. Pathfinder es un libro de ciencia ficción, no de fantasía, pero es que tenía que mencionar Jardín, el planeta donde transcurre la historia. Es realmente en el segundo libro donde se empieza a desarrollar de verdad y podemos ver más partes de este mundo, pero es que es tan tan original, que no quiero decir nada para que lo descubráis por vuestra cuenta.