¿Tu bebé tiene frenillo sublingual? Tips para lograr amamantar con éxito

Por Pilarmartinez @Pilar_Mtnez

Un frenillo sublingual corto puede dar problemas de movilidad en la lengua, que a su vez pueden llegar a provocar dificultades en la lactancia.

Cuando el frenillo limita los movimientos de la lengua, entonces se conoce como anquiloglosia.

En 2013 se hizo un estudio bien interesante de prevalencia de la anquiloglosia en el Principado de Asturias (España) y se llegó a la conclusión de que entre el 10-15% de la población tiene problemas con el frenillo, así que es algo que hay que tener MUY en cuenta.



¿Qué problemas puede dar un frenillo corto?

Las personas con frenillos limitantes pueden tener problemas para hablar (sobretodo en la pronunciación de la R), maloclusión dental, respiración bucal, paladar ojival, dificultades para chupar o besar, cefaleas, apnea del sueño, etc.

Son problemas que se arrastran toda la vida y por eso, hay personas que decicen intervenir su frenillo incluso en la edad adulta, mejorando mucho su salud (e incluso cambiando la estructura de su cara después de la intervención).

¿Por qué es tan importante la lengua en la lactancia?

La lengua necesita acanalar el pecho (lo coge con forma de canal o surco) para realizar unos movimientos peristálticos que consiguen extraer correctamente la lengua gracias a la presión negativa que se genera dentro de la cavidad oral del niño.

Estos movimientos son los que drenan el pecho sin esfuerzo por parte del bebé y permiten que la leche fluya.

Cuando los movimientos de la lengua están limitados, el bebé no puede sujetar bien el pezón ni realizar correctamente la peristalsis necesaria y por eso debe «compensar» esta deficiencia con los labios, apretando la mandíbula y haciendo diversos «movimientos compensatorios».

Esta compensación puede tener varias consecuencias:

  • Callo de succión visible (callo que se forma en la boca del bebé, se cae y se forma de nuevo)
  • Pezón con forma de pintalabios tras la toma
  • Grietas y dolor al amamantar
  • Osbtrucciones, mastitis o abscesos
  • Tomas eternas (bebés que nunca se sueltan del pecho)
  • Problemas de peso en el bebé (bebé que no gana peso porque no consigue sacar toda la leche que necesita)
  • Bebé que llora mucho, que no se sacia nunca y lo pasa mal

Tips para mejorar la lactancia cuando hay anquiloglosia

Algunos expertos recomiendan la cirujía para cortar el frenillo y resolver el problema de raíz, pero algunas familias sienten temor al tener que meter en un quirófano a un bebé pequeño o simplemente prefieren probar otras alternativas.

Hay algunas cosas que se pueden hacer y que pueden ayudar MUCHO a mejorar la experiencia de lactancia:

  • Posturas ventrales: postura a caballito, con la madre semirecostada o incluso tumbada boca arriba. Es una postura que da un agarre muy profundo, muy cómoda para el bebé y que ayuda muchísimo en estas situaciones.
  • Revisar bien el agarre al pecho: para conseguir que sea correcto con la boca del bebé bien abierta.
  • Provocar el agarre espontáneo: este tipo de agarre suele funcionar muy bien porque es el bebé el que lo dirige. Cuanto más pequeño sea el bebé más fácil es de lograr.
  • Compresión mamaria: se trata de ayudar al bebé haciendo movimientos similares a la extracción del pecho mientras el bebé está mamando. Sirve para acortar las tomas, hacerlas más efectivas y ayuda mucho en bebés que se cansan mucho o tienen problemas de peso.
  • Usar pezoneras: algunas madres mejoran con el uso de pezoneras cuando tenemos frenillos muy limitantes.

En cualquier caso es muy recomendable buscar ayuda experta tanto para la lactancia, como para la detección y el diagnóstico del frenillo para que todos consigamos sacar la lengua así: