¿Tu cabeza es como un pinball?

Por Jofoba @jordifortunybad

Entre los miles de pensamientos que pasan por tu cabeza en un día normal, algunos de ellos casi seguro que son del estilo: «tendría que hacer esto» o «me gustaría hacer aquello». Van pasando los días, las semanas, y sigues pensándolo varias veces al día, pero el asunto en cuestión sigue sin hacerse. Ni tan siquiera lo has empezado a mover un poquito.

Estos asuntos pueden ser de naturaleza muy variada. Por ejemplo, puede ser algún deseo personal (comprarte algún capricho), o alguna obligación (renovar algún documento) o, incluso, algo que tenga que ver con horizontes más elevados de tu vida (quieres hacer más deporte).

A veces me imagino esta situación como si nuestra cabeza fuera un pinball, con estos pensamientos rebotando por ahí de manera escandalosa

¿Te has planteado por qué te pasa esto? ¿Tienes tanto que hacer que ni te puedes plantear aterrizarlo? ¿Tienes miedo a enfrentarte a ello? ¿No tienes ganas de comprometerte con algo? ¿Te da un perezón terrible?

Y es que, de la misma manera que hace un momento te decía que puedes estar frente a anhelos de diferente naturaleza, también existe una heterogeneidad de motivos por los que los tienes atascados.

¿Por qué a un amigo lo llamas al momento y a ese familiar lejano llevas dos meses teniendo que hacerlo y no lo haces?

¿Cuestiones emocionales? ¿O es sencillamente porque en un caso tienes el teléfono a mano y en el otro tienes que pedírselo a tus padres? ¿Las dos cosas? Estoy seguro que pocas veces te lo preguntas. Vas tirando, confiando en que: 1) Dios proveerá 2) Pasará de moda y será sustituido por otra cosa —que probablemente haga más ruido—. Asumiendo, además, la frustración por no haberlo hecho.

Yo te invitaría a hacer algo. Estamos tan acostumbrados a convivir con este ruido mental que creemos que es lo normal y, en mi experiencia, no tomas consciencia del espacio que ocupa todo esto hasta que no consigues que desaparezca. 

Efectivamente, con GTD® conseguimos que este ruido se calme totalmente. Si bien los cinco pasos son imprescindibles, capturar y aclarar son especialmente claves para ello. 

Primero, el automatismo de capturar todo aquello que llama tu atención hace que el asunto aparezca una vez y no más.

Y luego, la apisonadora del paso de aclarar. Y lo llamo apisonadora porque el proceso de pensamiento del que se compone no hace distinciones sobre la dimensión o las connotaciones de lo que pasa por él. Lo hace de una manera tan sencilla que hasta asusta. Para nada es estar horas y horas en modo pensamiento estratégico… Son cinco sencillas preguntas que te obligan a enfrentarte a lo que sea.

¿Que decides que ahora no toca? Estupendo. ¿Que lo tenías parado porque no sabías por dónde empezar? Genial, ahora ya lo sabes. ¿Que te parecía más un sueño que otra cosa? Nada, nada, lo tienes más al alcance de la mano de lo que te parecía.

Aclarar es la clave para pensar y tomar decisiones sobre tus cosas. Aparecen, se capturan y se aclaran. Y seguimos nuestro camino con la mente despejada

Haciendo una analogía con El Señor de los Anillos: un paso para gobernarlos a todos —tus pensamientos, se entiende—. 

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