Una prostituta le pide dinero a un joven que le cuenta que la noche anterior se «entretuvo, disfrutó y se divirtió» con ella en un sueño. La sabia figura de Buda dictamina: «El hijo del comerciante ha de pagar... de la misma manera en que se relacionó con ella.» Le indica al joven que ponga el dinero delante de un espejo y a la mujer que lo coja del reflejo. Esta historia popular se narraba para divulgar el concepto budista de la realidad ilusoria.
MARK PENDERGRAST
“Historia de los espejos”
fuente: http://librosmaravillosos.com/historiadelosespejos/capitulo02.html