Director: Eli Craig
Qué rápido pasa el tiempo: es como si hubiera sido ayer cuando me quejaba de lo aburridos que son para mí los sábados y los domingos, siendo que tal cosa lo hice la semana pasada. Al menos este fin de semana no fue tan opaco, mucho menos con una película tan divertida y amena como "Tucker & Dale vs. Evil", que definitivamente vino a iluminar mi domingo.
Un grupo de universitarios deciden ir a las montañas de no sé dónde a acampar, con motivo de sus vacaciones (supongo). El luminoso grupito se encuentra con Dale y Tucker, dos simpáticos amigos que van a pescar a la recién adquirida cabaña del segundo. Por desgracia, malentendidos y prejuicios vendrán a complicar las vacaciones de maneras horribles y sangrientas.
Hace años ya que no veía esta película, que en su momento me sorprendió muy gratamente con su atractiva y novedosa (a la par que inteligente dentro de los parámetros en que se encuentra) propuesta, características que no van tanto por lo de mezclar comedia con "terror" como sensación o miedo (lo que se ha visto en numerosas ocasiones, más de las necesarias, la mayoría basuras) como por subvertir irónica y coherentemente los códigos de este tipo de relatos, principalmente slashers, y darles un enfoque diferente. Y digo con coherencia porque también se han visto otras cintas con consciencia metacinematográfica en que su relato es una burla hacia las convenciones génericas (más allá de si los personajes saben que están en una película) pero llevadas a cabo casi por capricho y locura adolescente, como si el mero hecho de reírse de un cliché fuese necesario para hacer de una historia algo interesante de ver ("Scream", al menos la primera parte -la única que he visto-, funcionaba muy bien en este apartado); por lo general, esas películas son burradas insufribles de pobres tontos con delirios de grandeza e inteligencia. Nada de eso ocurre con la opera prima de Eli Craig, quien es plenamente consciente de los lugares comunes de su relato-género, lo que le da libertad para darles una vuelta de tuerca y, ulteriormente, convertir un típico slasher paleto-montañés en una hilarante comedia de equivocaciones que además incluye bonitas lecciones sobre lo malo del prejuicio y los estereotipos, y cómo aquellas manifestaciones de estupidez nos llevan al abismo. Demás está decir que todas estas vueltas de tuerca se hacen con delirante sentido del humor, sin mencionar que aparte de la intención subversiva (uy, suena como si Eli Craig fuera un niño terrible del cine) también encontramos una convincente lógica argumental: como dije, hay coherencia causal y hasta discursiva. No obstante, puede que haya una dicotomía entre el argumento y su desarrollo siguiendo lógicas internas y la particular revisión que emplea el director como motor narrativo. Verán, la primera hora es una desternillante sucesión de lugares comunes usados con sentido del humor e inteligencia que se pasa volando sin mayor problema, y que deja instaladas algunas cuestiones importantes, tales como el antagonismo entre los paletos y los universitarios (con sus odios de fondo), si bien en esta hora lo que movía los hilos no era tanto la explosiva confusión de esta interacción como la autoconsciencia narrativa; en el tramo final, de treinta minutos, la película comienza a guiarse por aspectos narrativos más convencionales, atendiendo a los antagonismos establecidos, lo que no está nada de mal por sí solo (otra media hora que pasa volando) aunque, efectivamente, el sentido del humor disminuye considerablemente y, más importante, la autoconsciencia pierde poder narrativo, ergo, la gracia e identidad de la película. Son apuntes que vale la pena dejar escritos, para que vean que tampoco nos volvemos locos cuando nos reímos mucho.
Con todo, "Tucker & Dale vs. Evil" es un divertimento libre y sin ningún tipo de complejos que hará disfrutar a cualquiera, de eso estoy seguro. Yo me he reído mucho (lo del "we got your friend" es genial). Como irónica revisión al terror contemporáneo es una gran experiencia, así que mejor vayan por ese lado, pues a decir verdad, atenerse al aspecto estrictamente argumental sería un contrasentido, ¿no? Por lo demás, los actores que hacen de Tucker y Dale son tan entrañables y genuinamente humanos...