Después de cumplir con el servicio militar en la marina rusa, Asa, un joven kasistaní algo atolondrado vuelve al pago lleno de ambiciones. Sueña con un rancho californiano, con seiscientos canales de cable, con chicas rubias posando desnudas en piletas de natación. Ahí aparece su primer pequeño problema: Asa vive con la familia de su hermana en una estepa al sur de Kazakhtan, lo único que hay a kilómetros a la redonda es desierto, viento, camellos y ovejas, miles y miles de ovejas. Su destino inmediato, como el de su cuñado, es ser pastor. Pero solo podrá tener su pequeña manada una vez que se case. Y ahí aparece el segundo pequeño problema de Asa: Tulpan, la única candidata disponible, es esquiva y recelosa y sus padres no piensan entregarla así no más.
Ese es el punto de partida de Tulpan, la primera película de ficción de Sergei Dvortsevoy, un cineasta de Kazakhtan que hasta entonces se había especializado en documentales etnográficos sobre las estepas del centro de Asia. De ahí que Tulpan pueda verse como una película mestiza. Por un lado, una comedia doméstica, suerte fábula de primitiva que narra una iniciación, las marchas y contramarchas de un destete existencial. Y por otro, un fresco social extraordinario: la radiografía sensible y lúcida de una forma de vida que rumbea hacia la extinción: la cultura nómade de las estepas de Kazakhtan. Asa, iluso y torpe, es un gran héroe de comedia, un desubicado que se lleva mal con la vida pastoril y ni siquiera sabe qué cara tiene la mujer que podría emanciparlo. Pero aprende, y su aprendizaje es la pista que Dvortsevoy nos suministra para poder acceder al verdadero corazón de su película, el lugar, la estepa misma, esa geografía alucinante, como de ciencia ficción, donde los camellos parecen cantar, los vehículos salen del Mar Max y los tornados son divertimentos casi cotidianos.Si Tulpan, a su modo, es un gran film de suspenso es porque pone en escena un duelo apasionante: la tensión entre ese mundo real, atravesado por fuerzas y movimientos impredecibles (el viento, la luz, los animales) y la mirada del cineasta que pretende capturarlo, una mirada limpia, rigurosa, controlada hasta la obsesión.Presentación realizada por Alan Pauls el 13 de octubre de 2010 en el ciclo Crónicas del desierto en Primer Plano I.Sat.Transcripción del siguiente enlace audiovisual: https://vimeo.com/15158892