Hoy, tras unos días instalado en lo que será mi casa durante este curso, vinieron mis padres de visita a dar el visto bueno y, de paso, criticar un poco. Y es que claro, para eso son los padres, aunque debo decir que se cortaron bastante.
Lo mejor de las visitas paternas en épocas de exámenes es que vienen siempre provistos de algún que otro tupper, lo cual, teniendo en cuenta que ni como en casa para aprovechar más el tiempo, se agradece.
Así que nada, día completo, no tanto en cuanto al estudio, aunque un día es un día. Lavadora por la mañana, limpiar un poco la casa (llevaba toda la semana llegando a eso de las 10 y no es momento para pasar el aspirador), vaciar las cosillas del coche, ir a comer algo y, tras esto, a la biblioteca… Tres hornillas de estudio y un ciclo de Rankine después, tocan un par de cañas y una hamburguesa de buey con queso de cabra, acompañada de una cervecilla más… Planchar la ropa, recoger cosillas, preparar la comida en su tupper apropiado para mañana y, por último, escribir estas líneas, que ya llevaba tiempo sin actualizar. Pero bueno, si las notas reflejan mi esfuerzo, bienvenido sea.
Os dejo una canción, a ver si os pensáis que me olvidaba de mis obligaciones para/con mis lectores.
Barón Rojo – El enemigo a abatir