Turbo (2013). Más Rápidos, Más Furiosos

¿Recuerdan aquella fantástica película de animación en computadora llamada Shrek? En aquel entonces, 2001, Dreamworks ponía su nombre en alto, al ganar el oscar de la recién inaugurada categoría de mejor película animada. Desde entonces, las películas siguientes, han evolucionado en calidad, pero siempre habrá un ingrediente que todas tienen en común: La parodia.
No necesitamos explicar más si ustedes han visto por lo menos el avance de Turbo. Dirigida por David Soren (ópera prima, más conocido por doblar la voz de varios personajes secundarios dentro de las mismas películas de la empresa), la película cuenta la historia de un pequeño caracol de jardín, que tiene aspiraciones muy altas para su naturaleza (¿dónde hemos escuchado eso antes?), hasta que un día, un accidente en una carrera clandestina de autos, le da supervelocidad, y entonces decide ir a cumplir su sueño: participar en las 500 millas de Indianápolis.
Suena extraño si, pero si unos desechos radiactivos pueden darle poder a un humano, ¿por qué no pueden hacerlo con un caracol?. Hasta la propaganda de la película hacía referencia a la saga de moda de carreras de autos, y siendo sinceros, no esperaba nada de ella. Pero justo así, sin expectativas, es cuando uno se encuentra con las mejores sorpresas. Y en una temporada de estrenos infantiles muy medianos, Turbo refresca el concepto de las carreras, y acompañado de personajes más que memorables (típico de
Dreamworks: el personaje principal es intrascendente, los secundarios son los que hacen la delicia en la película), -mención especial al doblaje de Samuel L. Jackson, el idioma original es genial- Turbo logra convertirse de algo intrascendente a un filme completamente disfrutable, con una animación que por momentos recuerda a la fallida Meteoro de los hermanos Wachowski (placer culpable).
Si, lo admito. Me gustó mucho y la recomiendo aún más que Monsters University.
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