Turismo sostenible

Por Monpalentina @FFroi


Son tantos proyectos los que han pasado a mejor vida sin que los ciudadanos lo hayamos percibido, que cuando nos anuncian otros proyectos de futuro inmediato, lo tomamos sin más como un escrito nuevo que se añade a todos aquellos planes que quedaron pendientes o se archivaron sin que volviéramos jamás a oír hablar de ellos.

Inicialmente, lo que más te sorprende, es que todavía quede gente dispuesta a poner en marcha historias que impliquen la mejora de nuestros pueblos, a excepción, lógicamente, de los representantes de la Administración y de los Entes locales, que están dentro de este Plan de Acción que se cita y cuyo trabajo en sus respectivos municipios ha dado pie a la Carta de Turismo Sostenible.
Aquí se han mencionado a lo largo de los últimos años inversiones millonarias que nunca se han llegado a ejecutar, ni siquiera el baile de millones que aparece en los carteles desde Cervera al puerto de Piedrasluengas en lo que respecta al arreglo de la carretera, por lo que uno se interroga si el dinero que se menciona también está en proyecto o se lo van gastando en otros menesteres y en otros puertos, que no nos chupamos el dedo y aquí no se ven mejores que impliquen tantos millones de gasto como dicen.

Antes que los carteles que al fin se han colocado -después de años pregonando rutas y monumentos-; antes de cambiar el nombre del Espacio de Fuentes Carrionas-Fuente Cobre por el de Montaña Palentina; antes de desarrollar programas divulgativos y educativos que siempre ayudan a conocer y valorar mejor el entorno; antes, incluso, de concederle Carta alguna; antes de nada, lo primero de todo es sustituir o adecuar el puente de Vañes, reparar en condiciones la carretera comarcal que lleva esperando casi cuarenta años.

Porque, si no existe un camino, mal podemos invitar a nadie a conocer la tierra, por más cartas de turismo sostenible que Europa nos asigne y por más carteles homologados y bonitos que se instalen.

De la sección "La Madeja", en Diario Palentino.
Imagen: Otoño, por José Luis Estalayo.