Durante la primera jornada tuve la posibilidad de hablar con las personas que trabajan en el Ministerio de Turismo de La Gambia las cuales me dijieron que el turismo sostenible ha convertido a dicho país en un gran prostibulo. Ese mismo día salí a cenar a un restaurante recomendado por el hotel. Sólo al llegar pude ver a un inglés de unos 70 años con una hermosa chica de no más de 20 años.
A veces este hombre tocaba las piernas y la cara de la mujer. Ella parecía una momia, seria y un tanto incómoda por nuestra presencia. Decidimos hacernos las tontas y cuando terminé de comer ví una escena un tanto denigrante: el hombre se quedó dormido con sus manos sobre la pierna de la mujer. Ella estaba intacta y seguía bebiendo su Fanta. Cabe destacar que esta situación se presenció en otras mesas del restaurante.
Por tanto para que La Gambia sea GOOD es necesario revisar las bases y estudiar los actores que hacen posible este supuesto turismo sostenible.