Turquía aplastó a Eslovenia y, como era de esperarse, se instaló en una de las semifinales del Mundial.
El conjunto turco se nutre de la energía de su público para aplastar rivales y hasta ahora le ha salido bien (puede ser un arma de doble filo si las cosas se ponen complicadas en un partido).
Viendo la envergadura de los jugadores turcos uno puede entender la necesidad de ampliar las dimensiones de la cancha ¡parece que les queda chica!
Los eslovenos, de muy buen mundial, no estuvieron a la altura que el compromiso requería e irán a luchar por el quinto puesto ante España. Igual tienen el crédito abierto a futuro.
Se viene un partido que será para alquilar balcones entre Serbia y Turquía, nada mas y nada menos que para jugar una final mundialista.