No estoy diciendo nada nuevo si afirmo que educar las emociones es tan o más necesario que otros aspectos formales de la educación a los que se les ha dado prioridad durante muchos años. De mayores, seguro que todos nuestros hijos sabrán contar, sumar, restar, escribir y un sinfín de habilidades más pero si no prestamos atención a los aspectos emocionales seguramente les estaremos haciendo un flaco favor que afectará a sus vidas mucho más que haber aprendido a escribir unos años más tarde.
Hoy vamos a hablar del CONOCIMIENTO DE UNO MISMO, necesario para la autoestima y la confianza. Pretendemos que nuestros peques identifiquen gradualmente sus propias características, posibilidades y limitaciones.
Por supuesto, es importantísimo escoger un momento propicio para hablar con nuestros hijos. Deben estar receptivos y tranquilos, a mi me funciona bien después del cuento y antes de dormir, pero cada uno que escoja según su rutina el momento más adecuado.
Para los más peques es una idea genial comenzar con un cuento ya que captaremos su atención. Puede ser algo así, aunque lo mejor es usar la creatividad y hacer nuestro propio cuento, me lanzo y os hago una propuesta:
TUS COSAS BUENAS
Voy a contarte la historia de Jaime. Normalmente a Jaime le costaba levantarse de la cama y remoloneaba bastante pero ese día dio un salto y se puso de pie. Era un día especial porque iban a visitarles unos niños de otro país que estaban de intercambio en el colegio. Estaba emocionado por conocer nuevos amigos.
Una vez en clase el profesor dijo que iban a presentarse uno por uno para que los visitantes pudiesen conocerles. Las instrucciones eran que tenían que decir quiénes eran y contar algunas de sus cualidades para que pudiesen conocerles un poco mejor. A Jaime le tocó el primero.
– ¡Hola! soy Jaime y … (Jaime no sabía qué más decir)
Su profesor intentó ayudarle:
– Cuéntanos algo más de ti: qué cosas se te dan bien, qué cualidades tienes
Jaime pareció entender:
-Bueno, soy muy alto y tengo el pelo rubio
El profesor sonrió y le dijo:
-Eso es cierto, pero ya lo sabíamos todos: ¡te estamos viendo! Me refiero a tus cosas buenas, esas cosas de ti que solo sabemos los que te conocemos bien.
Jaime empezó a estar un poco nervioso… ¡no sabía qué contestar!
El profesor de repente se levantó y se rascó un poco la oreja izquierda. Siempre hacía eso cuando se le ocurría una idea.
-A ver, vamos a ayudar un poco a Jaime. ¡Decidme cada uno qué os gusta más de él! A ver Álvaro comienza tú que eres uno de sus mejores amigos.
Jaime estaba aliviado por no tener que responder pero con una gran curiosidad ¿qué dirían de él sus compañeros? Y enseguida se volvió a poner nervioso ¿seguro que tenía tantas cosas buenas? ¿y si sus compañeros no eran capaces de encontrar sus cosas buenas?
Uno a uno fueron diciendo lo que más les gustaba de él: siempre me presta sus colores, es muy divertido, pinta muy bien, hace unas muecas geniales, me ayuda cuando no me sale algo, hace las mejores volteretas…
Jaime se sintió muy bien escuchando lo que decían sus compañeros de clase. Y después también disfrutó diciendo cualidades positivas de todos los demás. Con algunos fue fácil, con otros tuvo que pensar un poco más, pero ¡para todos se le ocurrió al menos una cosa buena!
Después del cuento nos toca preguntarle a nuestros hijos:
Y tú, ¿qué cosas buenas tienes? Si hubieses sido Jaime ¿qué habrías respondido?
¿Y tus amigos cómo son? Dime cosas buenas de … (nombra a sus mejores amigos y también a alguno no tan bueno)
¿Y tu profesor/a? Dime una cualidad de que encante de él/ella
¿Y qué me dices de papá y mamá? Dime una cualidad de papá. Y otra de mamá. (por supuesto ampliarlo a otros miembros cercanos de la familia: hermanos, abuelos, primos…)
¿Qué se siente cuando otros dicen cosas buenas de nosotros?
¿Y lo contrario? ¿Alguna vez te ha pasado que alguien solo te decía cosas malas?
Por último, toca el refuerzo y reflexión. Según lo que te haya contado tu hijo puedes reforzar ciertos conceptos e incidir en aquellos aspectos que sabes que tiene que trabajar más. Como nadie mejor que vosotros conoce a vuestros hijos esta última etapa os la dejo plenamente a vuestro criterio.
Estos son algunos aspectos que podéis reforzar:
- Todos tenemos cosas buenas, incluso aquellos que no son nuestros mejores amigos tienen muchas cualidades positivas
- Todos nos sentimos bien si somos reconocidos, si otros nos dicen lo qué hacemos bien. Es importante decir las cosas buenas a las personas, les haremos sentir muy bien.
- Si una persona que nos quiere nos dice algo que hacemos mal quiere decir que tenemos que mejorarlo, pero eso no puede hacer que dejemos de ser conscientes de todo lo que sí hacemos bien.
- Lo mejor de cada persona no está en el exterior, no puedes verlo con los ojos. Tienes que conocer a una persona para poder encontrar esas cosas buenas que lleva dentro.
Espero que os haya gustado el artículo y que os sea de utilidad. Si tenéis comentarios o sugerencias ¡me encantará escucharlos!
Yaiza Clares Rincón
Fundadora de Ocio para Peques