Tus hijos y el dinero

Publicado el 19 enero 2013 por Carolus @n_maquiavelo

Existen dos grandes tendencias en lo que concierne a la manera de hablar a los niños sobre dinero, y que se resumen en la pregunta de si es preferible hablarles de manera más directa desde un primer momento, o explicar poco a poco y de forma más metafórica este tipo de cuestiones. Como siempre, la edad y la etapa del crecimiento son factores esenciales. 


Tus hijos y el dinero

Los padres se enfrentan a un gran número de dudas según sus hijos se van haciendo mayores. La mayor parte de ellas se refieren a la educación afectiva (¿cómo hablarles del amor?), a los cambios que afectan a su cuerpo o a las herramientas que han de adquirir antes de entrar al mundo de los adultos. En muchas ocasiones, los consejos proporcionados por la psicología suelen referirse en temas generales, pero hay diversos aspectos muy concretos que han sido tratados en profundidad. Uno de ellos, cómo hablar a los niños de dinero, ha gozado de un previsible boom durante los últimos tiempos, ocasionado por un contexto económico en el que saber qué hacer con nuestro dinero es condición sine qua non para no caer en los mismos errores que las generaciones que nos precedieron. 
Existen dos grandes tendencias en lo que concierne a la manera de hablar a los niños sobre dinero, y que se resumen en la pregunta de si es preferible hablarles de manera más directa desde un primer momento, o explicar poco a poco y de forma más metafórica este tipo de cuestiones. Como siempre, la edad y la etapa del crecimiento son factores esenciales: según la habitual división establecida por Jean Piaget, no es hasta la segunda etapa del desarrollo, la preoperacional, que el niño empieza a entender el concepto de dinero como algo que trasciende las monedas y los billetes. Pero es en la tercera etapa, la de las operaciones concretas, entre los siete y once años, cuando comienzan a adquirir otra noción de las cantidades numéricas.

Tus hijos y el dinero

Por eso, el primer contacto con la educación financiera que reciben muchos niños se realiza mediante los cuentos. No tan solo los que están escritos con tal objetivo, en un mercado en continua expansión y en el que figuran pequeños libros como El mono hambriento de dinero de Paul Peters, pero también gran parte de los cuentos tradicionales, como los de Samaniego y De La Fontaine. ¿No es la moraleja de la cigarra y la hormiga, además de un recuerdo de la importancia del trabajo, una forma de recordar el valor del ahorro? Aunque quizá, otros relatos como El dinero llovido del sueño, de los hermanos Grimm, en el que una niña se hace rica de repente (gracias a dicho dinero caído de las alturas) después de haber dado todo lo que poseía a los demás, no hayan hecho más que refrendar la noción de que el dinero llega rápidamente a todos los que se comportan de manera moral. Ese tipo de mitos basados en nociones ilusorias son los que hay que intentar evitar que nuestros hijos aprendan. ¿Cómo?
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