Ultimamente recurro a un simbolismo que utilizó la serie de "Cómo conocí a vuestra madre" para expresar cómo conforme van pasando los años, nos vamos transformando en personas un poco más desconfiadas y con más "peros" en nuestras deficiones."Peros" entendidos como atributos que no nos hacen ser "tan maravillosos".
Para los que no habéis visto el capítulo, alguien intentaba presentar al protagonista una chica, diciéndole lo maravillosa que era, y dejando justo, el comentario clave, o al menos uno que le definía, sin decirlo al interesado. Entre unas cosas y otras, a lo largo del capítulo iban sacando los peros de cada uno de los personajes, comparando cada situación, con cómo iba evolucionando la "futura pareja". Conforme iban transcurriendo las citas, y los dos interesandos se iban conociendo, la casa se iba llenando de más y más maletas haciendo que la habitación pareciera más pequeña y la sensación de agobio y las ganas de huir crecieran considerablemente.
Al final, llegaban a la conclusión de que todos, queramos o no (lo asumamos o no) viajamos con equipaje, más o menos pesado, pero agarrado bien al brazo. Por eso cuando encontramos a alguien especial, no es que dejemos de ver esas maletas, ni siquiera es que las nuestras desaparezca, si no que de algún modo se vuelven más ligeras, porque son cargadas entre cuatro brazos.Lo que no decía el capítulo es qué pasa con las maletas cuando uno de los dos decide no continuar llevando ese peso. Tampoco nos dice qué pasa con el brazo que constantemente carga el peso o si "se puede" alternan ambos brazos. Tampoco nos contaban qué pasa con las maletas que se pierden en el aeropuerto y te devuelven o por el contrario, nunca vuelves a ver más, o las que te roban.
Sería genial que existiera un detector que pudiera ver por dentro las maletas (propias y ajenas) y se pudiera decidir qué se puede llevar abordo y qué no. Más de uno se quitaría un peso de encima, y más de dos pondría algún que otro artilugio a otra maleta para que pesara mas.Al fin y al cabo, esto repercute en tu ritmo de vida. Cuanto más ligero caminas, más rápido y más ágil llegas a tu destino. Cuanto más peso llevas, más te cuesta avanzar, y menos disfrutas de tu viaje.
Yo por el momento me he comprado un macuto, y voy a intentar dejar algo en algún aeropuerto, para volar con algo menos de equipaje e intentar que algún detector me salte. A ver si con suerte es lo que más pesa, y cambio mi mochila, por equipaje de mano.