Esto no estaba previsto. Quiero decir ¿quién esperaba a estas alturas de la vida que algo de lo publicado de New Order pudiera resultar mínimamente interesante? Voy a ser sincero: yo no. Y como yo, muchos: negar que la carrera de los de Manchester empezó a mostrar un evidente declive a partir de “Republic” probablemente sólo puede hacerse atendiendo a razonamientos de índole sentimental (a fin de cuentas, hablamos de una de las bandas más influyentes en la historia de la música pop, y en lo que respecta a un servidor, algo así como la segunda persona de la santísima trinidad), pasando muy de puntillas por el hecho incontestable de que, con algún fogonazo aislado de inspiración, la mayoría de la producción de Sumner & cía se ha movido desde entonces en el terreno de lo mediocre, cuando no -creo que a todos nos viene a la cabeza algún ejemplo- lo directamente vergonzoso.
Y he aquí que nos plantamos en 2015, con la amenaza -cada vez menos temible: la antigua excitación que acompañaba cualquier lanzamiento de la banda hace tiempo que dio paso a la apatía ante el triste espectáculo de tus mitos rodando cuesta abajo y sin freno- de un nuevo álbum, ahora sin Peter Hook (¡New Order sin el bajo tobillero de Peter Hook! ¿Dónde se ha visto eso?¿Tiene siquiera sentido?), y para colmo, un sencillo de presentación que, vale, no es lo peor que han sacado, pero que lejos de dibujar un horizonte prometedor sonaba a innecesario -y aburrido reboot de un proyecto que hace tiempo debería haber terminado. O al menos, eso creía (mos).
Vamos a ponerlo aún peor. El tracklist avanzado del disco se refería a una pista titulada “Tutti Frutti“. ¿Es coña? No, no es coña. Joder, es el puto peor título de la historia de New Order, batiendo incluso a aquella cosa horrible titulada “Dracula’s Castle“. Sonaba a estacazo en el corazón del fan, incluso del más incondicional. Tu-tti-fru-tti. Sonaba -vais a permitirme la imagen, por duro que sea- a auténtica mierda líquida vertiéndose directamente en tus oídos, a traición imperdonable de los antaño reyes del pop sintético. ¿Don’t judge a book by its cover? Ni hablar. Nada, NADA puede ser peor que una canción de New Order titulada TU-TTI-FRU-TTI.
Sorpresa nº 1, bocachancla: Con “Music Complete“, New Order ha superado incluso el apañadito lifting que se hicieron los (andaban también necesitados, los pobres) Pet Shop Boys, no hace demasiado. (A lo mejor no es casualidad que Stuart Price haya intervenido en ambos discos, y el tío se ha convertido en un experto resucitador de momias andantes). Con algo de ayuda, pero también con mucho mérito por su parte, estos New-Order-sin-Peter-Hook han hecho lo más inteligente ¡y difícil! que podían hacer, esto es, olvidarse de ser New Order (o al menos, los que todos andamos esperando), y tratar de divertirse como no lo hacían desde los tiempos gloriosos de “Technique“. No sólo lo consiguen: es que además, divierten.
Sorpresa nº 2 (por no llamarlo “enésimo patinazo del Sr. Helvetica”): “Tutti Frutti“. Ahám. No es sólo que no sea la pista vergonzosa que uno esperaba, es que para un menda -aquí hay bastantes canciones aprovechables- es la joya de la corona de un disco que estoy poniéndome mucho más de lo que hubiera creído posible, a estas alturas. Desconcertante en la primera escucha (ese comienzo casi a lo Pino D’Angio, ese ritmo italo-disco con insólitas reminiscencias al “Quiéreme Doctor” de los Chico y Chica… ¿seguro que estamos hablando de los mismos New Order?), el desconcierto enseguida da paso al más puro disfrute, la percepción maravillosa de estar bailando una canción de New Order como hacía siglos que no hacías. Deliciosos ritmos robados a la explosión del house de los últimos ochenta que hacen que nos olvidemos por completo de los que son, pero no están (el mencionado Hook), y de los que están, pero no son (aquí una Elly Jackson -La Roux- que además hace doblete en la estupenda “People On The high Line“): esto es una gozada, se mire como se mire, y aunque probablemente no llega a las cotas de “Fine Time“, se le acerca bastante. Como no podía ser de otra manera, no puedo dejar de escucharla.