El profesor de la Universidad de Navarra José Luis Orihuela da la clave de la definición y el uso de Twitter: “Para los medios es una excelente plataforma para la difusión y viralización de contenidos periodísticos, es una extraordinaria herramienta de monitorización de fuentes y tendencias y un estupendo taller en línea de la escritura breve. Para la sociedad, Twitter representa el pulso de la cultura, un medio de expresión muy sencillo y accesible y sobre todo, un radar para captar los asuntos candentes. Twitter se ha convertido en el sistema nervioso de nuestras sociedades, y hay que aprender a utilizarlo”.
Ciertamente, muchos medios de comunicación, ofrecen, además de su cuenta Twitter, un acceso visible y permanentemente actualizado de la misma en su página principal, sobre todo, cuando se trata de dar información inmediata de cuestiones candentes. Actúan como los teletipos pero con información propia que suministran los propios enviados especiales o corresponsales. Pero, además de servirse de la técnica para hacer periodismo, también se nutren de la red de microblogging como fuente de información, y en ocasiones sin contrastar lo suficiente.
Según un estudio publicado por PR Newswire (la mayor plataforma mundial de comunicados de prensa), respecto a los profesionales de la información de Estados Unidos y Canadá, más del 50% de los periodistas profesionales utilizan las búsquedas en Twitter cómo herramienta de investigación para redactar las noticias. Esta tendencia no tardará en extrapolarse a España.
Conforme ese análisis, uno de cada tres periodistas afirma haber entrecomillado algún post de twitter dentro de la noticia o crónica que estaba realizando. Y finalmente seis de cada diez periodistas americanos dan la bienvenida a los chivatazos procedentes de los medios sociales.
Problemas legales
La cuestión de la publicación de tweets como noticias está generando problemas legales. En Reino Unido, una trabajadora cuyos tweets de críticas al gobierno fueron reproducidos por The Independent on Sunday y Daily Mail, interpuso una denuncia al considerar que los periódicos habían violado su privacidad. La trabajadora aseguraba que ella tenía la pretensión de dirigirse únicamente a los 700 seguidores con que contaba en la aplicación cuando sucedieron los hechos y que sus tweets eran personales y no representativos de su empleador, el Departamento de Transportes inglés.
La Press Complaints Commission (PCC), que vela por el cumplimiento del código de ética profesional en los medios de comunicación del Reino Unido, consideró que la mujer no había tomado medidas para restringir su audiencia en Twitter, por lo que podía ser leída por mucha más gente y sus tweets reenviados a sus propios contactos por parte de otros. También pesó en la decisión del PCC la naturaleza y pertinencia de las informaciones periodísticas en las que fue citada por los periódicos, que reflejaban sus críticas al gobierno y sus quejas y confesiones como empleada del sistema público inglés.
Siguen haciendo falta periodistas
Hace un par de años, Jeff Howwe, autor de Crowdsourcing, calmaba a los que sostienen que este servicio acabará con los medios tradicionales: “Imagina un accidente de tren -explicaba. En las primeras horas, lo que quiero es gente sobre el terreno; en eso, Twitter es imbatible. Pero, pasadas las horas, hace falta gente que contraste los datos, que interrogue a las autoridades… Y eso debe hacerlo un profesional, no un tipo que sólo pasaba por ahí”.
Hay quien quiere poner un poco de orden en Twitter para que la información sea digerible. Biz Stone, cofundador de la red social Twitter –según información que recoge www.233grados.com–, quiere crear una red de noticias que controle la inmensa cantidad de información que se mueve a través de esta red social. Esta red no tendría por qué pertenecer a Twitter, pero estaría relacionada con varias organizaciones informativas y se podría acceder a ella libremente.
“Twitter siempre ha parecido un hilo de noticias procedentes de cualquier lugar del mundo”, dijo Stone, que añadió que Twitter podría ayudar así a las empresas informativas a tomar contacto con el público y conocer cuáles son los contenidos que quiere la audiencia.
No parece que ésta sea una solución muy independiente, pues suscita numerosos interrogantes. ¿Qué organizaciones informativas accederían al control de esa información?, ¿cómo es posible que los medios conozcan realmente cuáles son los contenidos que quiere la audiencia?, ¿es esa la finalidad de un medio, dar a la audiencia lo que desea?
Probablemente lo interesante será que Twitter siga siendo lo que es. Y que los periodistas utilicen la red como un medio para difundir sus informaciones y como un lugar donde encontrar pistas, marcas y enlaces que seguir para aproximarse a la verdad de los hechos con mentalidad crítica.