Te despiertas, oyes la radio, empiezas a leer el periódico y te das cuenta de que las tijeras han vuelto a funcionar. Vivimos tiempos difíciles, donde utilizar las tijeras parece ser una tentación imposible de evitar.
Nos recortan los salarios, las pensiones, la sanidad, la educación, la dependencia, la posibilidad de trabajar y también, lo más grave, la libertad.
Twitter, esa red social que está conquistando el mundo, ha decidido poner en marcha sus tijeras y censurar contenidos. Perdiendo así su ventaja fundamental, la transmisión de información libre por cualquier persona a todo el mundo.
Una red social que permite poner mensajes de 140 caracteres sin ninguna cortapisa, puede empezar a censurarlos. La causa para Twitter es que hay países que piensan que la libertad de expresión conlleva una responsabilidad y que tiene unos límites. Y por lo tanto va a actuar, censurando los mensajes en los países donde el contenido sea contrario a las leyes o valores de esos países, si alguna “entidad autorizada” de ese país lo requiere.
Por lo tanto, se está entrando en algo muy grave, que la crítica a los distintos países tengan que pasar un filtro, donde los mensajes, puedan ser considerados contrarios a los valores y leyes de ese país y una “entidad autorizada” pida que no se puedan ver en el mismo.
Total, por ejemplo, una crítica a la situación de las mujeres en ciertos países musulmanes no llegará a esos países. Quién sabe si una crítica a Guantánamo llegara a USA, puesto que basta que una entidad autorizada de ese país (léase la CIA o el mismo gobierno u otras “entidades autorizadas”) declare el mensaje en contra de valores yanquis, para que se censure allí.
Esta iniciativa censuradora es de una gravedad extrema. Por ejemplo hubiera sido impensable una revolución como la árabe, puesto que sus anteriores gobernantes en Túnez o Egipto, no hubieran permitido la transmisión de los mensajes que la encendieron, o se hubieran podido prohibir o dificultar las acciones promovidas, por ejemplo, por el movimiento 15-M.
No se puede poner contorno a la libertad de expresión, se empieza a utilizar las tijeras sin saber cuando acaba. Se empieza cortando una loncha y se termina comiéndose todo el jamón.Si esta red social pone en marcha esta iniciativa puede significar su suicidio, puesto que la validez de la misma es y ha sido la posibilidad de hacer llegar en tiempo real, una información libre y sin ningún tipo de censura, a todo el mundo.
Si esto ocurriera, perdería su esencia, la libertad de cada uno y, por lo tanto, gran parte de su eficacia. ¿Por qué no dejar que sean los distintos países con sus propias miserias quienes actúen como censores y no ayudarles en esta tarea que cercena la libertad? ¿Por qué no se deja que sea la policía y la justicia quienes decidan ante una denuncia determinada lo que es delito o no?
En definitiva, se trata de la supeditación de la libertad de expresión a las leyes y valores de los distintos estados. Se permite una censura a la carta para cada gobierno, en toda regla.
La ley Sinde, la ley SOPA, y ahora Twitter actúan en el mismo camino: cercenar la libertad de expresión. Internet, con su libertad de acción y de expresión, está incomodando a los poderes de los distintos países y ese es el quid de la cuestión. Hoy los gobiernos y los poderes fácticos pueden verse criticados públicamente por cualquier mindundi, ¡y hasta ahí podíamos llegar! Se acerca el Gran Hermano.
Salud y República