Así empieza esta novelita que nos cuenta la historia de Tzili, una niña judía que parece haber nacido destinada a pasar desapercibida. Esta niña es abandonada por su familia cuando los alemanes se acercan a su aldea durante la segunda guerra mundial, y comienza, sin remedio, una andadura durante la cual pasa de niña a mujer. " La muerte no es tan terrible como quiere parecer.Al fin y al cabo una persona no es un gusano. Sólo hay que superar el miedo denigrante" La culpa. El sentimiento de culpa de los que sobreviven a sus seres queridos.
"La historia de Tzili Kraus tal vez no se deba contar. Su destino fue cruel y sin gloria y, si no hubiese ocurrido, seguramente no la habríamos contado.Pero como ocurrió, non podemos seguir ocultándola. La familia era numerosa, pobre y muy atareada, y Tzili creció abandonada entre los trastos del patio"
Otro tema constante es el miedo. El miedo que nos hace dejar de ser nosotros mismos si no logramos superarlo. El miedo al sufrimiento pasado y al futuro incierto. El miedo a la muerte.
" Sin embargo, a pesar de todo, los días fueron benévolos con ella, la fueron moldeando en secreto, la mataron y la devolvieron a la vida. La sangre infectada salió de su interior, aprendió a caminar descalza, a lavarse con agua fría, a distinguir entre un fruto comestible y uno venenoso...Las imágenes nocturnas la fueron abandonando. No veía más que lo que veían sus ojos, un árbol, un charco, los cambiantes colores del otoño."
La amistad. Tzili logra escapar de su destino de invisibilidad gracias a personas que le toman cariño , se ocupan de ella y le dicen cuál es su sitio. Y el Amor. Sí , en esta historia dura y cruel también es posible el Amor.