Uber pone en jaque al taxi y solo trae mejoras para los consumidores

Publicado el 13 junio 2014 por Azneneita @jav_atienza



Miles de taxistas se manifestaron contra Uber, un nuevo modelo de negocio que permite a los particulares prestar servicios de transporte en las ciudades. El modelo tradicional está en jaque
Iba a titular este artículo “que pase el siguiente: los taxis”, pero no me quiero repetir ya que por este título han pasado las librerías, tiendas de música, fotografía y algún sector más. La semana pasada miles de taxistas se manifestaron en Madrid y Barcelona contra una aplicación informática, www.uber.com, que permite poner en contacto a personas que quieren hacer un viaje dentro de su ciudad, con conductores anónimos dispuestos a realizar ese trayecto con su coche particular a cambio de una remuneración.
El conflicto es muy complejo y tiene muchos puntos legales que abordar, pero tiene mala pinta para el sector del taxi. En primer lugar estamos hablando de libertades individuales, donde personas adultas acuerdan libremente viajar, lo que puede limitar derechos constitucionales fundamentales. Esto es complejo de regular Constitución en mano. Por otra parte, no se puede limitar, y menos prohibir, la libertad de empresa.
Cabe recordar que esta empresa es legal en Europa, y que si una persona que presta servicios para ella paga impuestos y cumple con las demás normas tributarias, dificilmente se le podrá prohibir realizar está actividad. Por lo tanto, el camino más beneficioso para todos es que habrá que regular cómo estas corporaciones operan en España, y este debe de ser el camino a seguir aunque no va ser fácil, puesto que Uber es un gigante mundial del transporte, y los taxistas de las grandes ciudades, con todo mi respeto, poca cosa en comparación con esta empresa.
Si se dan cuenta las manifestaciones del pasado día 11 son un reflejo fiel de la nueva sociedad, hombres que manifiestan contra aplicaciones informáticas que, en este caso por medio del móvil especialmente, consideran que les está haciendo un daño irreparable en sus negocios. Pero que las aplicaciones no impidan ver el bosque. Se manifiestan hombres que defienden un modelo de negocio caduco, contra hombres que han creado una modelo de negocio moderno en la gestión del transporte de personas en las ciudades. Ni más, ni menos.
Uber no es cualquier aplicación de andar por casa, ni es flor de un día. Más bien lo contrario. Los taxistas se enfrentan a una empresa multinacional, creada en San Francisco en 2010 por dos jóvenes, que opera en 128 ciudades de 37 países, valorada en 18.000 millones de dólares y con inversores de referencia del potencial de Google, Amazon o el banco de inversiones más importante del mundo Goldman Sachs.
Si a esto le añadimos que la Comisión Europea se ha mostrado contraria a prohibir los servicios de transporte entre particulares, el jaque al modelo de servicio de taxi actual está claro, y como el sector tradicional no espabile, a muchos les llegará el mate.
UNO DE LOS ÚLTIMOS SECTORES MONOPOLISTAS
El sector del taxi en España, como en el resto de Europa, funciona como un monopolio, como un cártel, con unas rigidices para el consumidor que no son propias del siglo XXI. Tienen el mismo modelo de negocio que hace 40, 50 o 60 años, tal vez más. Coger un taxi hoy no difiere en nada a hacerlo en 1974, por ejemplo, salvo que el vehículo es mejor, por lo tanto nuestra experiencia como usuarios no ha podido cambiar, y eso no es bueno para el prestador del servicio.
Ante mercados de este tipo es cuando nacen empresas que quieren entrar en ellos dispuestas a ofrecer un mejor servicio. Normalmente estas entradas suelen ser ordenadas y reguladas previamente, por ejemplo como sucedió con la liberalización de la telefonía en España, pero en este caso Uber, www.mytaxi.es www.blablacar.es y otras han entrado sin pedir permiso, como “elefante en cacharrería” gracias a las nuevas tecnologías, ayudadas por la crisis, y a que los gobiernos no estaban por la labor de abrir la mano a nuevos operadores.
Las empresas que entran a mercados cerrados, monopolistas y muy regulados saben que solamente pueden ganar pues van lograr cierta cota de clientes, normalmente vía bajada de precios y tratando de dar mejor servicio. Por otra parte, los que están en el mercado, suelen despreciar a los recién llegados en un primer momento, posteriormente viene los momentos de cólera y las demandas de ilegalidad (fase en la que estamos), y posteriormente la fase de adaptación a lo que el consumidor demanda, copiando o mejorando lo que los recién llegados han traído de novedoso al sector.
INNOVACIÓN Y MEJORAS PARA EL USUARIO
Uber ofrece una serie de innovaciones que son muy interesantes para los usuarios, personas que en su gran mayoría saben muy bien que están contratando un servicio diferente al taxi tradicional, y por lo tanto no se van a considerar engañadas. No se utiliza efectivo, se asocia una sola vez la tarjeta de crédito a la cuenta de Uber y la transacción se realiza por el móvil. Las tarifas son más baratas, partiendo de 1 euro (la bajada de bandera clásica) y sumando 0,30 por minuto y 0,75 por kilómetro.
Por otra parte, se pueden ver los datos personales de la persona que nos va a prestar el servicio, el tipo de coche y cómo de lejos está con respecto a mí, además de ver las puntuaciones que otros usuarios les han dado.
Dista mucho este servicio de Uber al de hacer una larga cola y coger el taxi que te toca, pagar lo mismo sea el vehículo un Skoda que un Mercedes, meter equipaje de mano en el maletero si el taxista de Barajas lo considera oportuno, escuchar la radio que le guste al conductor, encomendarte a Dios como lleves un billete de 50 euros o tener que coger al primer taxista de la fila, aunque sea un señor con la camisa abierta y fumando un puro. ¿Por qué no puedo elegir al que yo quiero? Por razones como estas es por las que los usuarios, en especial los que manejan las nuevas tecnologías, se pasan a servicio colaborativos.
Al final, ganamos los consumidores que tenemos más oferta a mejores precios. Malo para los taxistas, lo siento por ellos; pero tanto como ellos lo sienten porque yo cobro ahora menos que hace cinco años. Publicado por Javier Atienza

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