Málaga no es una ciudad con una gran tradición literaria. Ni siquiera en el siglo XIX, cuando se desarrollaba la industria y los conflictos laborales estaban a la orden del día no existió entre nosotros ningún sucedáneo de Galdós que recogiera tan interesantes acontencimientos. De ello hablaré un poco más extensamente en el artículo dedicado al último libro de Antonio Soler. Decía esto porque, al menos ahora, Málaga puede presumir de contar con algunos buenos escritores que son reconocidos a nivel nacional. Uno de ellos es Pablo Aranda, que el lunes pasado nos honró con su visita, para compartir con nosotros el club de lectura dedicado a su novela "Ucrania".
"Ucrania" es una novela de estructura complicada, como un gran puzzle que el lector debe ir armando mientras avanza en la lectura. No es un trabajo tan complicado como pudiera parecer, pues la escritura de Aranda, elegante y cristalina, facilita la tarea y bien pronto podemos seguir su sencilla trama entre saltos temporales e importantes lagunas, puestas ahí a conciencia para que el lector decida como se desarrollaron determinados acontecimientos, teniendo en cuenta el carácter de los personajes.
Aranda habla de un periodo que suele recordarse como la edad dorada, la adolescencia, pero que, si lo miramos con atención, no lo es tanto. Se trata de una etapa difícil, donde todo está por construir, donde la frustración es un enemigo constante. Como reflexiona Laura, uno de los personajes:
"La adolescencia (...) ¿acaso éramos felices? (...) La desolación de ir a la cama sin sueño, sin hambre, sin besos a los que regresar a oscuras. La adolescencia."
Jorge, el protagonista, (acerca de cuya inteligencia mantuvimos un pequeño debate en la reunión) es un muchacho desarraigado, sin muchas expectativas de futuro, un muchacho de barrio muy falto de cariño. El típico chico, según palabras de Aranda, que cuando falta algunos días a clase, nadie lo echa en falta. Un día conoce por internet a una chica ucraniana. Jorge, a pesar de las advertencias de sus amigos, la trae a España, para casarse con ella, pero sin aceptar el dinero que ella le ofrece, aún a sabiendas de que le está utilizando para conseguir asentarse en España. Aunque parece que Jorge da mucho a cambio de casi nada, él tiene otra visión, desde su punto de vista ha sido capaz de tomar una decisión, con todas sus consecuencias.
En esta historia, como sucede en la propia vida, se entrecruzan muchas otras, algunas directamente relacionadas, otras un poco más descolgadas del argumento principal, como la del hermano de Jorge. Son pequeñas miradas a momentos vitales que no siempre tienen que ser decisivos, pero siempre importantes. Una mirada serena al pasado a veces nos desvela detalles (como sucede continuamente en "Ucrania") cuya significación solo podemos apreciar con la experiencia que dan los años. Dejo aquí algunas interesantes declaraciones del autor, en una entrevista a El País de diciembre de 2006:
"La historia me interesa mucho, pero es una excusa para meterme en el interior de los personajes. En Ucrania hay uno que me lo imaginaba yo como el típico compañero de clase que si un día falta a clase nadie se da cuenta. Me gusta indagar en la vida de una persona.
Me gusta jugar con las casualidades. Es divertido que una persona pueda coincidir con otra, que sus vidas se crucen, y que lleguen a saberlo con el tiempo o no saberlo nunca.
Intento que las historias no acaben con flecos sueltos, sino que se entrecrucen. Eso pasa con la historia de la ucraniana y con la vida de uno de los tres adolescentes a los que retrato."