UCRANIA: La inevitable deriva hacia la secesión bajo la invasión real de Rusia

Publicado el 05 septiembre 2014 por Salpebu
“La estrategia del caos
El objetivo de Putin es prevenir que Ucrania se democratice y se abra a Occidente
José Ignacio Torreblanca 4 SEP 2014
Muchas discusiones sobre Ucrania versan estos días sobre si Vladímir Putin tiene una estrategia y, en caso afirmativo, en qué consiste. Las opiniones están divididas: unos piensan que la confusión y el caos al que asistimos es producto del desconcierto de un Putin que, viéndose continuamente desbordado por los acontecimientos, ha ido improvisando una respuesta tras otra; otros sostienen, por el contrario, que las acciones de Putin obedecen a una estrategia trazada y diseñada desde hace tiempo.
Pero lo cierto es que las dos versiones son compatibles. Putin tenía una estrategia; consistía en construir una esfera de influencia en torno a Rusia. La Unión Euroasiática, que se extendería desde Bielorrusia hasta Kazajistán, era a la vez un proyecto económico y político. Su objetivo era lograr tanto la independencia económica como geopolítica de Rusia respecto a Occidente. Ese proyecto naufragó en el Maidán de Kiev, pues una parte sustantiva de la población de Ucrania se negó a secundarlo. Ese fue y es el mayor error de Putin: no entender primero y no aceptar todavía hoy que las aspiraciones de la ciudadanía no son ser dominados por una élite
autoritaria y corrupta que se envuelve en la bandera para perpetuarse en el poder y enriquecerse.
Como demostró el Maidán, a poco que exista una mínima libertad de información y algo de pluralismo político, la gente preferirá una sociedad abierta y democrática a una cerrada y chovinista.
De ese error de cálculo de Putin nace su estrategia actual. Sin Ucrania es imposible seguir adelante con la Unión Euroasiática, lo que supone algo más que un revés para su política exterior: por un lado impide a Rusia lograr su autonomía económica y geopolítica, es decir, independizarse de Occidente; por otro, es evidente que una Ucrania democrática, próspera e integrada en Occidente ofrecería a la población rusa un modelo al que aspirar, poniendo en peligro el sistema político vertical que Putin con tanto esmero ha construido. De ahí que para Putin esta crisis tenga un carácter existencial.
Entendida correctamente la naturaleza de esta crisis y la percepción dominante en Moscú, las consecuencias son tan claras como preocupantes.
Porque si el destino de Putin y el de Ucrania están tan íntimamente vinculados como parece, entonces la crisis no ha hecho más que empezar. Fracasado el objetivo primigenio de Putin de incorporar a Ucrania a su esfera de influencia, su estrategia sólo tiene un desarrollo posible: prevenir que Ucrania prospere, se democratice y se abra a Occidente. Ese objetivo requiere sumergirla en el caos, mantener vivo el conflicto armado y cercenar sus posibilidades de recuperación económica. Por eso, las sanciones económicas a Rusia, aunque muy severas e inevitables, no van a lograr fácilmente su objetivo. Al revés: según se aproxime el invierno y la cuestión energética cobre importancia, la Unión Europea y Estados Unidos se verán obligados a sostener económicamente a Ucrania. Rusia no sólo está dispuesta a pagar un alto precio por Ucrania sino a imponer uno aún más elevado a los demás.”
(De “El País”, 5 Septiembre 2014)

La verdad es que el tema de Ucrania y sus desventuras políticas y sociales ocupa muchas líneas cada día.
Por eso los comentarios del Profesor Torreblanca que incluyo antes vienen como anillo al dedo.
Rusia, bajo la dictatorial batuta de Putin, no pierde ocasión para ir consolidando cada vez más su presencia, no ya en Crimea (definitivamente anexionada ante la tibieza de la Unión Europea y USA), sino en todo el este de la nación ucraniana que linda con Rusia, en cuya zona las fronteras han desaparecido y Rusia y sus tropas entran y salen a placer, alegando que eso son argucias del gobierno de Kiev, y que al interesarse por el problemas solamente se trata de proteger a la población pro-rusa.
Es una invasión y ocupación en toda regla, con militares rusos y armamento y material ruso, parece que ya se llega a 4.000 soldados, que mantienen constante pugna con el mal pertrechado y malnutrido ejército de Ucrania.
Está escrito, y ojalá me equivoque, que toda la zona este de Ucrania, especialmente las provincias u oblasts de Donetsk y Lugansk acabarán siendo o unas provincias rusas más, o zonas autónomas convertidas de facto en territorio ruso.
Y no solamente eso. Me atrevo a pronosticar que consolidada la influencia y control pro-rusos en esos oblasts, comenzará una nueva maniobra para copar de influencia la provincia u oblast de Kherson, creando un cinturón en torno a Odesa, aislando su puerto si es posible, no solamente para conseguir el suministro del agua del río Dniéper a Crimea (con gravísimos problemas de abastecimiento), sino para acercarse a Moldavia y a la zona de Transdnitria, que es otro ejemplo de cómo Rusia crea enclaves separatistas en las ex repúblicas de la URSS.
Una vez más he de lamentar que tanto USA como la Unión Europea se quedan en las palabras y en restricciones que se les vuelven en contra como un “boomerang”, y ni saben ni quieren ni pueden
encontrar un antídoto eficaz frente a este paranoico de Putin, que se cree y por el momento lo es, el “zar” sin corona del imperialismo ruso.
Cada día me llegan comentarios desde la Ucrania no ocupada, en el sentido de que la población es cada vez más pesimista en cuanto al futuro, pues el gobierno está sin dinero y no puede hacer nada y porque las promesas de ayuda occidental no llegan, o al menos no se sabe si se pierden en medio de la corrupción que sigue campando por todos los ámbitos.
“Suavemente pero con energía” (Suaviter et fortiter), cual reza el aforismo, Rusia va prosperando en su maniobras y salvo que la NATO se decida a dar pasos mayores, pronto habrá que cambiar los mapas de Europa, por la creación de nuevas naciones, nuevas autonomías y nuevas provincias de
Rusia.
Ojalá el alto el fuego que estos días se anuncia con tantos titubeos sea al fin un remedio transitorio, para que se evite al menos más derramamiento de sangre inútil y se pueda instrumentar un sistema de solución del conflicto.
Aunque mucho me temo que si la solución depende de los políticos, al final será un “apaño” tipo ex Yugoslavia, de manera que nadie quede contento y el odio esté sembrado para varias generaciones.
“En asuntos internacionales, la paz es un período de trampas entre dos luchas”.- Ambrose Bierce (1842-1914) Escritor estadounidense. 
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA