Compramos la entrada, no hay casi nadie y disfrutamos de la visita solos. Aunque no hay mucho que ver: algún que otro corredor con algunas habitaciones museo y poco más.
No obstante el paisaje que lo rodea es bonito. Bajamos por el puente que da al rio y paseamos por un sendero repleto de cerezos en flor.
Cogemos un taxi que nos lleva a la Fortaleza de Khotyn (o Jotín en castellano) a unos 30 minutos de Kamynets Podilsky.
Este castillo perteneció al Reino de Moldavia, después de los polacos y posteriormente los turcos. En 1617 un cosaco con 30.000 soldados ganó a un ejército de turcos tártaros de 200.000. Su líder se encuentra representado en la entrada del castillo.
Paseamos por sus pasadizos y galerias donde hay una exhibición de objetos antiguos y de tortura.
El solemne edificio se encuentra ubicado en un entorno precioso junto al río Dniéster.
Volviendo hacia Kamyanets, nos dirigimos hacia las calles empedradas de la ciudad antigua donde se encuentra el barrio polaco.
Aunque quedan escasos edificios, paseamos por las solitarias calles y bajamos hacia la puerta Vitryani que nos conduce a la torre Kushnir y de nuevo hacia el rio.
Enfrente vemos una casa rural junto a una noria de agua. Aunque parece un poco abandonado, el paisaje tiene un carácter bucólico.
Subimos hacia el centro por unas escalinatas que nos dejan en la Plaza del Ayuntamiento, donde hay tiendas de souvenirs ubicadas en pequeñas casas pintadas de alegres colores.
Desde aquí vamos hacia el barrio armenio donde hay una hermosa iglesia. Aquí se encuentran arqueólogos y estudiantes excavando y limpiando los vestigios arqueológicos que van encontrando por la zona.
Por la noche cenamos en el restaurante que se encuentra justo enfrente de la fortaleza. Ahora si que parece un castillo de cuento de hadas pues se ha iluminado con luces de color rojo. Una preciosa estampa para finalizar el día.