UCRANIA: LOS FASCISTAS DE AYER Y DE HOY. Miguel Lawner

Publicado el 13 marzo 2014 por Adriana Goni Godoy @antropomemoria

Este artículo es un aporte de Thamar Alvarez, quien vivió de niña su exilio familiar en Israel y posteriormente en Valencia,España. Psicóloga, bloggista y escritora trabaja el tema de exilio-retorno.

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Mis padres nacieron en Ucrania. Vivían en aldeas pobladas mayoritariamente
por familias de granjeros judíos al sur oeste del país, próximos a la frontera
con Polonia. Bastaba cruzar el río Dniester para entrar a territorio polaco.
Tras el triunfo de la revolución de Octubre el año 1917, el poder del zar se
desplomó en todo su imperio, pero al comienzo, los bolcheviques sólo
estuvieron en condiciones de dominar el territorio comprendido entre San
Petersburgo y Moscú.
En Ucrania se produjo un vacío de poder, situación que propició el surgimiento
de las que se conocieron como Bandas Blancas, pandillas conformadas por
aventureros de todo tipo, incluyendo a ex miembros de la Ojrana ( la policía
secreta del zar), que recorrían el país llevando a cabo asaltos contra aldeas
como aquella donde vivían mis padres. La más famosa fue la encabezada por
Simeón Petliura, de cuyas tropelías me hablaba mi madre con verdadero
horror.
Estos atentados son los que se identifican con la palabra rusa pogrom, que
significa devastación. Se trata de un término asociado al ataque dirigido contra
comunidades judías y se origina en Ucrania, donde la persecución a los judíos
comenzó desde fines del siglo IXX, después de acusar a los judíos, sin
evidencia alguna, como culpables del asesinato del zar Alejandro II ocurrido en
1881.
Mis padres relataban como debieron establecer vigías en las copas de los
árboles más altos, oteando el horizonte. En cuanto asomaba una polvareda a lo
lejos, era señal que se aproximaba la caballería de Petliura y se apresuraban a
bajar hacia los subterráneos, construidos expresamente para ponerlos a salvo
junto con sus animales, los cuales eran anestesiados a fin de asegurar el más
absoluto silencio. Angustiados escuchaban a los bandoleros golpeando el
pavimento con sus armas, en busca de localizar el acceso a los subterráneos.

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Según Solzenitzyn, de los 887 pogroms contabilizados en Ucrania entre 1918 y
1920, aproximadamente un 40% se atribuye a las bandas dirigidas por Petliura
La vida de los judíos se hizo imposible tras cuatro años expuestos a tanta
inseguridad. La familia de mi padre compuesta por 8 hermanos y sus padres,
resolvieron emigrar hacia América. Abandonaron todo y cruzaron hacia Polonia
el año 1921, embarcándose en el puerto de Gdansk rumbo a Buenos Aires,
para establecerse finalmente en Chile un año más tarde.
La familia de mi madre, integrada por otras dos hermanas y dos hermanos
permaneció en Ucrania. Cuando sobrevino la invasión de Hitler a la Unión
Soviética en Junio de 1941, el gobierno soviético ordenó la evacuación total de
las ciudades próximas a la frontera. Las dos hermanas de mi madre
obedecieron esta orden, e iniciaron un recorrido que se extendió por unos dos
mil kilómetros, caminando gran parte del tiempo, a ratos en un camión, algunos
tramos en ferrocarril, hasta alcanzar al otro lado de los montes Urales, donde
los soviéticos trasladaron gran parte de su industria bélica. Allí permanecieron
hasta el término de la guerra.
De los dos hermanos, uno se alistó en el Ejército Rojo muriendo en combate
muy pronto. El otro, casado con dos pequeños hijos, rehusó evacuar. Le
manifestó a sus hermanas: “los alemanes no son tan malos. Ahora podremos
hacer buenos gishef” (1).
En Ucrania, los nazis no necesitaron hacer uno de las Einsatzgruppen, unidad
de la policía especializada en la detención de familias judías y su traslado a los
campos de exterminio. Esta labor la cumplieron a plena satisfacción
agrupaciones ucranianas de corte fascista, donde el antisemitismo y el
anticomunismo era y sigue siendo tan arraigado como su sentimiento anti ruso.
Fueron ellos quienes denunciaron a nuestros familiares en cuanto arribaron las
tropas de ocupación nazis. Mi tío, su mujer y sus dos hijos, fueron trasladados
a los campos de exterminio, sufriendo el mismo destino que los 6 millones de
judíos gaseados e incinerados por el nazismo durante el curso de la Segunda
Guerra Mundial.
1 En lengua yiddish: negocio.

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Los fascistas ucranianos no se limitaron a la cacería de judíos en su propia
patria, sino que organizaron un cuerpo de ejército que se unió a las tropas
nazis en la guerra contra la Unión Soviética, donde destacaron por su
ferocidad en el combate. Uno de los principales organizadores de este
destacamento de mercenarios y traidores a su patria, fue Piotr Krassnoff, líder
de los cosacos que se había exiliado una vez que los bolcheviques asumieron
el poder en Ucrania y retornó para servir al ejército alemán. Este Piotr, es
abuelo del coronel(r) Miguel Krassnoff, condenado por los tribunales chilenos a
causa de su participación en la tortura y desaparición de numerosos
compatriotas.
El abogado Gabriel Zaliasnik, presidente hasta hace poco de la colectividad
judía en Chile, reveló que “con el advenimiento de Hitler al poder, y
particularmente con ocasión de la invasión nazi a la ex Unión Soviética, Piotr
Krasnow, acordó la incorporación de unidades cosacas al bando alemán. Entre
dichos soldados se encontraba precisamente el padre del coronel (R) Miguel
Krassnoff, Semeon Krassnoff. Tanto el abuelo como el padre del coronel (R)
Krassnoff fueron enjuiciados por crímenes de guerra, traición a la patria y
colaboración con el enemigo, siendo condenados por el Tribunal Supremo de la
URSS a la pena de muerte y ejecutados en definitiva por fusilamiento en el
patio de la Cárcel de Lefortovo en enero del 1947″ y no en la Plaza Roja por
combatir el comunismo, como dijo en “un diario vespertino” el “ex ministro del
gobierno militar Alfonso Márquez de la Plata”. (2)
Al término de la guerra, las dos hermanas de mi madre emprendieron el
retorno, caminando nuevamente gran parte de la ruta. Durante el trayecto,
falleció la hermana mayor dejando a una pequeña hija de nombre Bella, nacida
de su matrimonio con Motia, persona también de origen judío, quién se había
alistado en el ejército rojo concluyendo la guerra con el grado de coronel. La
única hermana de mi madre sobreviviente: mi tía Brane, junto a su cuñado
Motia y su sobrina, arribaron en 1946 al mismo hogar en la ciudad de
Kamenetz-Podolsk, que habían abandonado al iniciarse la invasión del ejército
alemán..
2 Cooperativa.cl. Lunes 21 de noviembre de 2011

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Al término de la guerra, mi madre escribió una tras otra numerosas cartas
hasta lograr restablecer el contacto con su hermana Brane el año 1962. Sólo
entonces pudimos restablecer el intercambio epistolar y enterarnos de la
dramática suerte corrida por nuestros familiares. En 1971 invitamos a la tía
Brane a viajar a Chile, permaneciendo 3 meses junto a nosotros, por lo cual
pudimos conocer más detalles de los sufrimientos indecibles experimentados
durante la guerra.
Transcurrieron 70 años desde la incorporación de Ucrania a la Unión
Soviética en 1922 hasta su derrumbe en 1991. Salvo los años de la ocupación nazi, durante todo ese
período Ucrania se desarrolló sin conflictos étnicos o raciales, pero
bastó el fin del poder soviético para desatar nuevamente el chauvinismo y
la persecución contra las familias de origen judío, a tal extremo que la propia
Alemania resolvió ir en su auxilio.


Como forma de reparación por tantos crímenes y daños cometidos contra los
judíos, el gobierno alemán organizó un importante programa de refugio,
rescatando a miles de familias víctimas del antisemitismo desatado
nuevamente en Ucrania y las estableció en su propio territorio brindándoles
toda suerte de apoyo financiero y social.
Mi tía Brane, su cuñado Motia, su sobrina Bella y Román hijo de esta con 15
años de edad, arribaron en 1994 a la ciudad de Mulheim, próxima a Dortmund,
en el que pudieron establecerse, estudiar y trabajar sin inconvenientes. Allí falleció
mi tía Brane el año 1997. Aprovechando un viaje a Europa un año antes,
pasamos a verlos encontrando a la tía enferma recluida en un hospital donde
falleció poco después.

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1975: Expulsado de Chile ese año, fui invitado a
Moscú. Gracias a la gentileza de Iris y José Miguel
Varas, pude reunirme en Moscú con mi tía Brane y
su cuñado Motia.

1996: Junto a Brane en el Hospital de Mulheim,
Alemania.

E la foto, estamos en la Plaza Roja
junto a una traductora.

Desde el derrumbe del mundo socialista, Ucrania, al igual que el resto de las
repúblicas que siguieron ese camino, ha experimentado una brutal restauración
del capitalismo. Se desmontaron todas las conquistas en materia de educación,
salud, previsión social y desarrollo urbano, todo esto acompañado de una
gigantesca campaña anticomunista en los medios de comunicación, destinada
a bloquear la memoria histórica de sus pueblos.
La globalización ha exacerbado la cultura del consumismo, la competividad y la
violencia, trayendo consigo el espejismo de un presunto bienestar para un
núcleo reducido de la sociedad y golpeando las conquistas sociales y el bolsillo
de las grandes mayorías.
Un puñado de ex funcionarios del régimen se adueñaron de todas las
empresas estatizadas, generando fortunas multimillonarias que avergüenzan,
entre ellos, la anterior primer ministra de Ucrania, Yulia Timoshenko liberada
ahora de la cárcel donde permanecía hace ya 3 años Ella, así como el recién
destituido primer ministro Yanukóvich representan a dos grupos de la actual
oligarquía corrupta, en disputa por el poder. Sus fortunas provienen de la
privatización de las empresas públicas, materia en la cual algunos empresarios
chilenos han resultado notables discípulos.

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La crisis iniciada en Estados Unidos el año 2008, ha traído consigo un agudo
deterioro económico en la mayoría de las naciones europeas. Grecia, Portugal,
Irlanda, España, y ahora también Italia experimentan tasas de cesantía
cercanas o superiores al 20%. Millones de ciudadanos indignados recorren
calles o se instalan en las plazas de muchas ciudades europeas, reclamando
por el abrupto deterioro de sus vidas, en especial la juventud, que avizora un
negro porvenir..
Ucrania no es la excepción. Sin embargo, el legítimo descontento popular fue
rápidamente monopolizado por los fascistas de hoy, que se adueñaron de las
protestas efectuadas en la Plaza de la Independencia de Kiev, blandiendo
armas y levantando barricadas. Por el lugar se apresuraron a concurrir en su
apoyo, los cancilleres de Alemania y Canadá, así como el senador republicano
Mac Cain, arengando a sus muchachos “para luchar por la democracia hasta el
fin”. Junto a las banderas de Ucrania, se han alzado las de los secesionistas
chechenos, y la del más radical de los grupos islámicos que combate hoy en
Siria.
La desesperación del pueblo ucraniano ha sido astutamente aprovechada por
los fascistas ucranianos militantes del partido Svoboda (Libertad), agrupación
de un nacionalismo fanático cuyo lema es Ucrania sobre todo, que no difiere
nada del lema de los nazis: Deutschland uber alles (Alemania sobre todo).
Ilustrativo del fanático afán nacionalista que los inspira, es el hecho que una de
sus primeras medidas ha sido forzar en el parlamento un acuerdo declarando el
ucraniano como única lengua oficial, en circunstancias que casi el 40 % de la
población es de origen ruso y prácticamente no hablan otro idioma.
El Partido Comunista de Ucrania acaba de emitir un comunicado en el cual
señala lo siguiente:
“La actuación de los grupos ultraderechistas, encabezados por fuerzas
abiertamente neonazis, surgidas al calor del régimen de Yanukóvich, y
herederas ideológicas de los ocupantes hitlerianos, van acompañados por un
nuevo y extremadamente peligroso resurgimiento de la histeria anticomunista,
que se manifiesta en la destrucción generalizada de los monumentos a Lenin, a
los héroes de la Gran Guerra Patria, por asaltos criminales a las sedes de
nuestro partido, en Kiev y en otras ciudades del país, por el terror moral y físico

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contra los comunistas y en las exigencias de prohibir la actividad del
Partido Comunista”.
El cuadro que presenta Europa por estos días, comienza a parecerse
demasiado al que se vivía en los años 30, antes del ascenso de Hitler al poder.
En Francia, recientes sondeos confirman que el ultraderechista partido Frente
Nacional, que dirige Marine Le Pen, aparece como la opción más votada con
vistas a las elecciones del Parlamento europeo en Mayo próximo.
En Grecia, la agrupación fascista Amanecer Dorado, que incluso utiliza el
saludo nazi, entró por primera vez al parlamento. En Austria, Dinamarca,
Hungría, Noruega y Serbia, organizaciones políticas ultraderechistas han
logrado en los últimos años un importante apoyo popular.
No hay caso,….. el empobrecimiento de los sectores populares y medios en
Europa, los hace presa fácil del mensaje racista y nacionalista sobre todo si a
esto se añade la debilidad de las organizaciones sociales y políticas de
izquierda.
Ucrania es un caso especialmente agudo en este sentido, dado el arraigo de
las raíces fascistas, que permanecieron sumergidas durante la existencia de la
URSS, pero que hoy renacen fortalecidas por la naturaleza excluyente del
modelo económico neoliberal.
Con todo, me cuesta admitir que hayan desaparecido en esa tierra fértil, los
valores humanistas y solidarios que conocimos ayer.
Dos libros que transcurren en Ucrania nos conmovieron en nuestra juventud.
Uno es el Poema Pedagógico, de Antón Makarenko, que trata sobre la
creación en Ucrania de una colonia para recuperar a jóvenes de ambos sexos,
que deambulan por el territorio como vagos o delincuentes. Fue una situación
generada a raíz de los desajustes familiares ocasionados por la revolución de
1917, también por la intervención posterior de las tres potencias y los ya
mencionados pogroms.
El autor del libro, es un maestro de escuela a quién las autoridades soviéticas
le encargan en la postrimería de los años 20, la dirección de dicha colonia que
llevará el nombre de Máximo Gorky. Makarenko recurre a métodos a menudo
discutibles, con tal de crear hábitos de convivencia, de estudios y de trabajo
colectivo entre muchachos altamente indisciplinados, con quienes incluso se

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trenza en combates a combo limpio. Resulta impactante enterarse de la
reinserción social de estos auténticos casos perdidos.
El otro libro se titula El Comité Regional Clandestino actúa, de Aleksei
Fiodorov,
quién es el protagonista y autor de la obra. Fiodorov era el Secretario
Regional del Partido Comunista en la región de Chernigov cuando sobreviene
la invasión alemana y se resuelve que pase a la clandestinidad a fin de
organizar la resistencia en la retaguardia contra la ocupación alemana,
aprovechando la existencia de una extensa zona de bosques, propicia para
esta operación.
Es una lucha guerrillera contra un enemigo feroz, fuertemente armado, que
recibe diariamente golpes en el transporte de sus tropas y pertrechos. El
heroísmo de estos combatientes clandestinos fue una gran contribución para
la victoria del ejército rojo que terminará por expulsar al invasor. Fiodorov y sus
camaradas ucranianos fueron honrados al término de la guerra como héroes
de la Unión Soviética. Recuerdo con gran emoción la lectura de este libro que
marcó una etapa importante de mi juventud.
No puede ser que hayan desaparecido los Makarenko y los Fiodorov. Pecaré
de exceso de optimismo, pero no será Putin quién detenga al fascismo en
Ucrania o en la Federación Rusa. Será el propio pueblo de esos territorios
heroicos a quienes debemos el haber acabado con la barbarie hace ya casi 70
años.
Miguel Lawner

.
25.02.2014.

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http://comunicacionesantropologia.wordpress.com/2014/02/24/la-historia-de-los-judios-de-izquierda-en-chile-y-en-argentina-tesis-valeria-navarro-rosenblatt/

Homenaje a judíos víctimas de la dictadura

Diana Arón,Raúl Pellegrin,Juan Carlos Perelman.

Emotivos homenajes a las 17 víctimas de origen judío asesinadas por la dictadura militar tuvieron lugar en diciembre. En el Cementerio Israelita de Conchalí se inauguró un memorial, y en el Parque por la Paz Villa Grimaldi se instaló una placa conmemorativa. Los actos fueron organizados por B’nai B’rith, Círculo Israelita de Santiago, Fundación Salvador Allende, Hashomer Hatzair y el Centro Progresista Judío-Meretz Chile.
En la inauguración del memorial habló Sara Stoulman Pessa, cuyos padres -Jacobo y Matilde- fueron secuestrados en el aeropuerto de Buenos Aires el 29 de mayo de 1977, y se encuentran desaparecidos. Dijo: “Han pasado 40 años, al igual que la travesía de nuestro pueblo por el desierto descrita en la Tora. Transitamos por un largo camino de dolor, desesperanza y sufrimientos, pensando una y otra vez a dónde llegaron nuestros llantos, las súplicas a Dios que no fueron atendidas, nuestras voces sin eco y sintiendo que todo esto chocaba con un muro: el de la indolencia de las personas, la falta de empatía, la deshumanización. No es casual que este número de 40 años se repita. Después de tanto tiempo transcurrido, ya se generó la conciencia necesaria en la sociedad para entender y aceptar reconocer este espantoso pasado y mirarlo desde el sufrimiento del prójimo”.

LAS VICTIMAS
Las 17 víctimas de origen judío asesinadas por la dictadura militar son: Abraham Muskatblit Eidelstein, comunista; Mario Bernardo Lejdermann Konujowska, sin militancia; Boris Weisfeiler Bernstein, sin militancia; Carlos Berger Guralnik, comunista; David Silberman Gurovich, comunista; Diana Frida Arón Svigilsky, mirista; Ernesto Traubmann Riegelhaupt, comunista; George Klein Pipper, comunista; Jacobo Stoulman Boertnik, sin militancia; Jorge Hernán Müller Silva, mirista; José Joaquín Valenzuela Levi, FPMR; Juan Carlos Perelman Ide, mirista; Luis Alberto Guendelman Wisniak, mirista; Manuel Elías Jana Santibáñez, socialista; Matilde Pessa Mois, esposa de Jacobo Stoulman, sin militancia; Raúl Alejandro Pellegrin Friedmann, FPMR y Recaredo Ignacio Valenzuela Pohorecky, FPMR.
Sara Stoulman Pessa expresó en la inauguración del memorial: “Cuando se nos mostró el proyecto y nos expresaron el sentimiento de que veían la necesidad de saldar una deuda moral con los familiares de las víctimas, tal vez no vieron que -a la vez- se estaba saldando una deuda con las propias víctimas y, a su vez, con la comunidad entera. Esto era necesario para todos, porque significa reconocernos en todas nuestras etapas como sociedad. Reconocer el pasado permite estar de pie en un sólido presente y poder gestar un futuro promisorio, como comunidad”.
Entre los asistentes a la inauguración del memorial se encontraba la profesora universitaria Ana María Arón, hermana de Diana Arón, detenida desaparecida desde 1974. La memoria de Diana ha sido honrada en la Villa Grimaldi, donde fue torturada, y en el Instituto Hebreo, del que fue alumna. El año pasado la Universidad Católica le otorgó el título póstumo de periodista.
En entrevista con la periodista Michelle Hafemann, Ana María recordó la vida de su hermana desaparecida. Entre otras cosas en ese diálogo se dijo:
“Conversé con la historiadora Valeria Navarro-Rosenblatt que trabaja su tesis doctoral sobre los judíos de Izquierda, y ella planteaba que los que se incorporaban a los movimientos de Izquierda en las décadas de los 60 y 70 lo hacían muy motivados por su propios valores judaicos. En el fondo, que en su identidad judía se sentían llamados a participar de procesos como el de la Unidad Popular. ¿Sientes que en el caso de Diana influyeron este tipo de factores?
‘Yo creo que sí, porque mi familia no era una familia involucrada en el pensamiento de Izquierda, en términos de política partidista; mi abuelo, como muchos judíos que llegaron de Europa, llegó arrancando del comunismo. A mi abuelo le decías la palabra ‘comunista’ y escupía al suelo. Los valores que se transmitían en mi casa eran valores comunitarios, absolutamente. Todo el tema de ayudar a la comunidad, de justicia social, eran temas muy presentes todo el tiempo. Y yo pienso que mi hermana lo tuvo de la misma manera que lo tuve yo, desde otra trinchera. Nunca he sido militante de ningún partido, pero obviamente que lo que yo hago está bien para la Izquierda, y tiene que ver con defender a los pobres, a los abusados, a los oprimidos. Y eso yo lo aprendí en mi casa. No solamente es conmoverte con el sufrimiento de los otros, sino que ayudarles, porque una está en una posición más privilegiada. Creo que eso tiene que ver mucho con el judaísmo. En el caso de Diana: en mi casa la política no era tema; ella empezó a saber de política cuando entró a la Universidad Católica que, además, es como una paradoja, porque la Universidad era un bastión de lo más conservador y, después, fue el marco teórico de la dictadura. Y en Periodismo, precisamente, se empezaron a formar y a estudiar la ideología. Ahí empezaron a tener una formación política más disciplinada. Pero en mi casa, nunca’”.

UNA CRITICA CERTERA
Por su parte, Claudio Mandler, del Centro Progresista Judío-Meretz Chile, señaló: “Entre los 17 nombres que engrosan la lista, muchos eran jóvenes comprometidos con su entorno, que buscaban y luchaban por el Tikun Olam: por cambiar esta sociedad, por mejorarla, por convertirla en una sociedad ejemplar según sus ideales. Durante la época más oscura en la historia de nuestro país, hay que reconocerlo de una vez, el liderazgo comunitario no hizo lo suficiente para ayudar a los perseguidos ni a sus familiares, y no estuvo a la altura de las circunstancias. Muchas puertas, demasiadas, fueron cerradas en la cara de aquellos que las tocaron pidiendo asistencia. Podemos pensar, quizás, en varias razones por las cuales nuestros dirigentes, en ese difícil contexto, decidieron actuar de esa manera. Ninguna de ellas justifica esta falta de integridad y la nula responsabilidad por el prójimo -otro concepto tan ‘nuestro’- que tristemente demostraron”.
Más adelante, Mandler sostuvo: “No basta con el memorial, tenemos que exigir más. No basta hablar solamente de la memoria y de los ideales que guiaban a las víctimas. Hay que investigar la verdad, hay que perseguir la justicia y exigirla…Hoy en día la comunidad tiene suficiente influencia política para hacer cosas muy positivas que todos aplaudimos, fruto de un muy buen manejo de nuestro liderazgo en los últimos años: viajes educativos de políticos y personeros sociales y culturales a Israel, conmemoraciones y festejos comunitarios en instancias gubernamentales, ministros de Estado, un capellán en La Moneda, etc. Si realmente queremos demostrar respeto por esa tradición de la cual estamos tan orgullosos, tenemos que hacerlo no sólo mediante ceremonias simbólicas: hay que enfrentar nuestra memoria reciente con sinceridad, hay que perseguir la justicia a rajatabla, y hay que hacer ambas cosas activamente. Hay que usar esa influencia política, también, para exigir respuestas a las autoridades nacionales, hay que reclamar que se siga investigando las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura, hay que exigir saber la verdad sobre lo que pasó con nuestros hermanos y los otros detenidos desaparecidos a nivel nacional, y hay que demandar que se juzgue hasta el último de los crímenes de lesa humanidad. Es, en pocas palabras, algo parecido a lo que hace, por ejemplo, el Instituto Wiesenthal hasta hoy: los crímenes de lesa humanidad no pueden prescribir”.

Pedro Fernández

(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 797, 10 de enero, 2014)

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