Por Alexey Zotiev - Fuente: Slavyangrad
Pero hay otro recurso que las autoridades de Kiev aún no pueden ignorar. Una fuente capaz de aportar sangre fresca a las filas de los defensores de Ucrania. Nos referimos a los millones de ucranianos que abandonaron el país antes de la intervención rusa: los trabajadores emigrantes.
Hace unos días, se presentó en el Parlamento la ley 7265, según la cual los diputados proponen obligar a los ucranianos que se encuentran en el extranjero durante la ley marcial a regresar al país para ser movilizados. Para quienes no han quedado imbuidos por el patriotismo y han ignorado la llamada a tomar las armas por la patria, se propone introducir un castigo penal por el incumplimiento de esta medida: 10 años de cárcel. Según la propuesta, en caso de introducción de ley marcial en Ucrania o en una parte del país, inmediatamente después de la firma de esta ley, las personas que, según la legislación vigente, son sujeto de reclutamiento durante la movilización y que no tengan ningún eximente válido, deben regresar a Ucrania en el plazo de quince días. Como era de esperar, se propone que el Código Penal introduzca un nuevo artículo.
Otra iniciativa de Kiev, que parece haber decidido implementar un proyecto a gran escala para dejar Ucrania sin ucranianos, que seguramente no dé los resultados esperados. Incluso ahora, antes de la aprobación de la ley, los ucranianos que viven en el extranjero declaran su intención de llevarse a sus familias del país para que no sean rehenes del régimen que intenta hacerles volver por la fuerza para unirse al movimiento de liberación. Puede parecer un detalle menor, pero puede tener una consecuencia económica. Quienes rompan definitivamente los vínculos con el país dejarán de enviar a Ucrania parte de sus ganancias, esas remesas que antes enviaban regularmente a sus familiares más cercanos.
Para comprender la importancia de las consecuencias de esta decisión, solo hay que decir que se trata de 14.000 millones de dólares al año. Así que la adopción de esta ley no aumentará el número de unidades del Ejército Ucraniano y los batallones nacionalistas, pero sí podría reducir significativamente la población a costa de los familiares de los trabajadores emigrantes que han abandonado el país, causando un golpe económico para el Estado, que ya se encuentra en graves dificultades. Pero eso no es todo. Teniendo en cuenta la amable actitud de los países occidentales hacia Ucrania, las perspectivas de ser perseguido por evadir el reclutamiento serán suficientes para que muchos trabajadores inicien el procedimiento de renunciar a la ciudadanía ucraniana, concretamente aquellos que ya han obtenido una ciudadanía extranjera o están en vías de hacerlo.