Ucrania: Su lenta descomposición mientras Occidente quiere y no puede ni sabe frenar la taimada avalancha desde Rusia. Lo que tenía que pasar, pasó…

Publicado el 22 febrero 2022 por Salpebu


“Putin reconoce a los territorios separatistas y despliega allí sus tropas  (
XAVIER COLÁS, Lunes, 21 febrero 2022 - 23:18)

El presidente ruso consigue con esta decisión dejar a Occidente descolocado y a Kiev ante el abismo de otro posible estallido del conflicto

Tal y como Occidente temía y no supo evitar, Rusia arrancó este lunes por la noche otro territorio a Ucrania. Vladimir Putin decidió romper la baraja y reconocer los territorios separatistas de Donetsk y Lugansk. Pone fin así a un proceso de paz en Ucrania que, aunque había logrado contener notablemente la sangría de muertes, no estaba ofreciendo a Moscú los réditos deseados. El líder ruso dio instrucciones para desplegar el ejército ruso en estos territorios rebeldes de Ucrania. Ordenó al Ministerio de Defensa ruso que envíe fuerzas "en misión de paz" a estas zonas de Donbass y también pidió a su ministro de Relaciones Exteriores que establezca relaciones diplomáticas con las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk. Las medidas entraron en vigor de inmediato, dijo el Kremlin.El canciller alemán, Olaf Scholz, acordó con su colega francés, Emmanuel Macron, y con el líder de EEUU, Joe Biden, que la decisión no quedaría sin respuesta, según informó la Cancillería. "Biden condenó enérgicamente la decisión del presidente ruso Putin de reconocer la "independencia" de las llamadas regiones DNR y LNR de Ucrania", en una llamada con el presidente de Ucrania, Volodimr Zelenskiy, dijo la Casa Blanca.

Los acuerdos de Minsk, firmados en 2015 cuando Ucrania estaba acorralada por los combatientes separatistas y las tropas rusas, concedían un mayor poder a los territorios sublevados, donde Rusia tiene más capacidad de influencia. Lo firmado entonces no se ha cumplido y Rusia ha dado una patada al tablero que deja a Occidente descolocado y a Kiev ante el abismo de otro posible estallido del conflicto.

En un amargo mensaje nocturno a la nación, Putin se quejó ante las cámaras del comportamiento hacia Rusia de la Ucrania postsoviética. Acusó a los ucranianos de haber robado el gas ruso en el pasado y de usar la energía para chantajear a Moscú, acusando a los sucesivos líderes de Ucrania de querer "toda las cosas buenas de Rusia sin ninguna obligación".

Durante una larga charla en un despacho con varias pantallas, dos banderas de Rusia y un enjambre de teléfonos analógicos, Putin volvió sobre uno de sus traumas recurrentes, afirmando que el colapso de la URSS fue un "robo" para Rusia.


"La seguridad de Ucrania puede amenazar la seguridad de Rusia", denunció Putin en un salto al presente al calibrar las posibilidades de Kiev de acceder a la OTAN: "Es una cuestión de tiempo, y los riesgos para Rusia surgirán de una manera decisiva, ataques relámpago y ataques preventivos". Putin calcula que los misiles tomahawk "podrían alcanzar Moscú en 35 minutos, y los hipersónicos en tres minutos". "Nos engañaron diciendo que no iban a ampliar la OTAN", denunció Putin.

La medida puede trastocar los esfuerzos diplomáticos. El ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, dijo por la mañana que planeaba reunirse con su homólogo norteamericano Antony Blinken en Ginebra el jueves y mencionó que hubo algunos avances en las conversaciones con Occidente sobre seguridad. Pero Blinken avisó de que cualquier reunión sería cancelada si Rusia invade. La tensión es máxima en esa zona gris donde rusos, ucranianos y separatistas se tocan.

El reconocimiento de estas repúblicas supone una anexión 'de facto' de los separatistas armados de Donetsk y Lugansk, cuya subsistencia queda ligada a Rusia. La pregunta es ahora qué otro resorte puede buscar Putin para seguir condicionando la política de Kiev, que para bien o para mal pierde esos territorios definitivamente. En realidad, Moscú lleva años succionando estos dos estados fallidos: circula el rublo y Rusia ya ofrece pasaportes a los residentes de las dos regiones. Moscú asegura que ahora hay 800.000 ciudadanos rusos allí. Si son atacados los defenderá con las armas.

La decisión de Putin culmina una jornada de tensión directa entre Moscú y Kiev. Rusia dijo que los saboteadores militares ucranianos intentaron ingresar al territorio ruso en vehículos armados y provocaron cinco muertos, una acusación que Kiev catalogó como "noticias falsas". Al caer la noche, una potente explosión sacudió el centro de Lugansk, una de las dos capitales separatistas.

DRAMA EN EL CONSEJO DE SEGURIDAD

Horas antes de firmar el decreto junto a los líderes separatistas, Putin había preparado a los rusos para una decisión que aparta más a Rusia de Occidente y de su vecina Ucrania. En una reunión televisada de su Consejo de Seguridad, que normalmente se celebra a puerta cerrada, Putin volvió sobre sus habituales demandas sobre Europa central, e insistió en que no es suficiente que Occidente diga que Ucrania no estaba lista para unirse a la OTAN en este momento. Uno a uno, fueron desfilando por delante de Putin sus principales colaboradores: jefes de los servicios de inteligencia, ministros y otros cargos ligados a los servicios de seguridad.

Como en una coreografía, cada uno fueron poniendo sobre la mesa los miedos, argumentos, teorías y reclamaciones que Putin y su entorno llevan supurando durante las últimas semanas de tensión con Occidente. Todos empujaron al presidente a dar este paso sin vuelta atrás. Y cuando uno de ellos dudó, fue reprendido por el propio Putin ante las cámaras. Fue el director del servicio de inteligencia exterior (SVR) de Rusia, Serguei Naryshkin, el el único que tropezó al decir su papel cuando dijo que Rusia debería dar a los socios la oportunidad de dialogar y luego, si se daba el caso, reconocer su independencia. Putin lo interrumpió y pidió que hablase claro, reclamando todo su apoyo. Naryshkin, confundido y tartamudeando, rectificó pasándose de frenada: apoyó la anexión de los territorios a Rusia. Putin le tuvo que regañar de nuevo: "No estamos hablando de eso":

El primer ministro, Mijail Mishustin, habló con su habitual llana sinceridad: "Llevamos muchos meses preparándonos para la posible adopción de la República Popular de Lugansk y la República Popular de Donetsk". Nikolai Patrushev, el secretario del Consejo de Seguridad agitó los miedos contra Occidente "su objetivo es la destrucción de Rusia" y clamó que "no es el pueblo de Ucrania el que organizó

esto. Están siendo atemorizados y obligados a tomar este camino". El Gobierno ruso lleva semanas tratando de apartar a la UE de la negociación y Patrushev corroboró: "El único país con el que necesitamos tener negociaciones es Estados Unidos".

El ministro de Defensa, Sergei Shoigu, fue más allá diciendo que Ucrania, que renunció a las armas nucleares después de la independencia de la Unión Soviética, tenía un "potencial nuclear" mayor que Irán o Corea del Norte, en clara referencia a las recientes peticiones del presidente ucraniano de revisar su estatus nuclear.

Tanto la UE como EEUU han anunciado sanciones. Biden firmará "pronto" una orden ejecutiva con sanciones económicas para las autoproclamadas repúblicas separatistas de Donetsk y Lugansk.

(“El Mundo”, 22/02/2022)

Tiempo ha, desde que la Rusia de Putin invadió sin obstáculos la península de Crimea ante la impotencia del gobierno de Ucrania y la falsa reacción (ineptitud) de Occidente, tiempo ha, repito, en que he venido pensando y diciendo que, tal como actuaba el sátrapa ruso y como (no) actuaban los países democráticos de Occidente, pronto o tarde Rusia seguiría expandiéndose hasta ir, poco a poco, adueñándose de territorios de Ucrania, probablemente con el ánimo de hacer propia la nación del Dniéper, que tanto dolor les causa desde que salió de la órbita de Moscú.

Bien cierto que Putin es chiquito, pero bien matón, y cual avezado jefe de espías soviético, ha ido planificando ante la incalificable lenidad de la NATO y la timorata observación de la Unión Europea, con más miedo que un ratón a un gato.

La gran verdad es que la nación ucraniana viene siendo una realidad prendida con alfileres, con dos partes bien diferenciadas cultural y económicamente, y en la que las semillas de la oligarquía rusa se han ido adueñando poco a poco de la realidad social y económica, protegiéndose con una galopante corrupción de todo orden, que ha generado el rechazo de Occidente y la indefensión de las clases ucranianas emergentes.

Los países occidentales no han querido saber casi nada de Ucrania, amparándose (es verdad en parte) en que las ayudas económicas se diluyen en manos de los remanentes jerarcas pro rusos, sembrantes de mafias poderosas, pero también es cierto que el monstruo de la Unión Europea (ella misma cuarteada) bastante está teniendo con sobrevivir.

Y mientras tanto, la faceta defensiva, que debería corresponder a la NATO, ha quedado abandonada en Ucrania, porque los dirigentes estadounidenses bastante tenían con escaparse de las guerras de

Afganistán y otros países, amén del miedo a pringarse en nuevos conflictos, máxime cuando algunos dirigentes (Trump el más señalado) han montado histéricos planteamientos de “América lo primero” (“América the first”).

Como además después de la cuasi pacífica invasión de Crimea, quedó sembrada la lucha en la zona oriental, sobre parte de las regiones u oblast de Donbass y Lugansk, los sucios negocios de los magnates de la venta de armas seguían prosperando y el país se sumergió en una lucha absurda de desgaste, que lo único que generó y ha generado ha sido miles de muertos.

En ese ambiente, comprobada por Putin la indudable debilidad de Occidente y la NATO para proteger a Ucrania, no le ha sido demasiado difícil planificar lo que ya está comenzando a ejecutar, cual es “recobrar”, como mínimo, las zonas de influencia rusa, en las que la lengua y las costumbres son menos occidentales.

Podría decirse que todo el territorio situado al norte del río Dniéper (y algo más) sigue estando en riesgo de que, paso a paso, año tras año, Rusia, con el zar Putin al frente, vaya quedándose lo que le interesa.

Causa pena, mucha pena; y causa irritación, mucha irritación, comprobar que Rusia hace lo que le da la gana porque le conviene; que Occidente amenaza con represalias que muchas veces dan risa; que el gobierno ucraniano quiere, pero no puede; y que en ese río revuelto los mafiosos oligarcas rusos y ucranianos consolidan su enorme negocio y amasan sus grandes fortunas, que expanden por todo el mundo.

El pueblo ucraniano pareció reaccionar cuando el desalmado y sinvergüenza de Víktor Yanukovich tuvo que salir huyendo cuando las manifestaciones del año 1994 le cercaron y le obligaron a escapar con los bolsillos bien forrados.

Pero quienes con el tinte de demócratas pro-occidentalista asumieron el control del país sucumbieron víctimas de sus propias ineptitudes y del poder de facto de las mafias oligárquicas, ya se vió que poco futuro podía tener Ucrania sin una real y efectiva incardinación en Occidente, que se solicitaba por el gobierno, pero que lastraban los magnates para que no mermara su control y poder.

Así ha llegado al momento presente y los augurios no pueden ser más sombríos, ya que Putin solamente se

Alea jacta es

detendrá cuando se enfrente a un poder igual o superior al suyo, con menos temores y mayor efectividad, y si las amenazas de sanciones muy duras se aplican, ya buscarán sus acólitos y sus organizaciones, amparadas en su enorme potencial económico,la manera de sobrepasarlas.

No tengo la menor confianza en que la actual crisis evolucione para bien, sino todo lo contrario, porque, conociendo al pacífico, culto y sacrificado pueblo llano de Ucrania, se seguirá soportando, como durante tantos años de la URSS, la opresión social y económica.

En fin, que lo que tenía que pasar, pasó.

Mucho decir “¡Que viene el lobo!”, hasta que llegó de veras y todos quienes debieron tomar medidas se quedaron cacareando. Y los ucranianos sin plumas.

¡Que Dios bendiga a Ucrania!

¡Porque otras ayudas parecen inalcanzables!

“Preferiría la paz más injusta a la más justa de las guerras” Cicerón (106 AC-43 AC) Escritor, orador y político romano.

SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA