El libro nos describe un presente en el que las naciones nada tienen que ver con las que conocemos y prácticamente la totalidad de esas tierras del fondo, así como gran parte de Europa central y occidental, es la nación denominada Tiranía Hereditaria de Tarteso. El argumento es realmente un thriller político muy bien narrado, donde un grupo de visitantes de esta zona declara una suerte de parque natural y su guía se enfrenta a un asesinato que esconde mucho más de lo que parece. Turtledove, al igual que Harrison en Edén, nos presenta un mundo en el que podemos conocer mucho más de lo que se narra, descubriendo las tensiones políticas entre las naciones, representadas por los peculiares componentes del viaje y su peculiar guía y, en este caso, aunque suene tópico, “las tierras del fondo”, con su geología, su flora y su fauna, constituyen igualmente un personaje que tendrá un peso importante en toda la trama.
Allí son lanzados todos los disidentes sin juicio alguno y sin posibilidad de retorno. La vida en el penal afecta a la cordura de muchos y solo la llegada de nuevos reclusos de “arriba” aporta algo de emoción con las noticias que les traen del mundo dejado atrás. Para su supervivencia, de manera regular se les envía a través de la máquina del tiempo (aquí Silverberg pasa de puntillas sobre la misma, sin apenas comentar gran cosa sobre su historia o su funcionamiento), que parece funcionar solo en una dirección: presente–pasado.
Personalmente, una de las cosas que más admiro de la ciencia ficción es cómo nos plantea los grandes problemas de nuestro tiempo, los conflictos éticos, las cuestiones políticas, sociales, etc., disfrazándolos en futuros o pasados lejanos. Para mí, estas cinco novelas que he reseñado en estos dos artículos están repletas de temas que podemos ver cada día a nuestro alrededor y eso es algo que les confiere, a pesar de los años que han pasado desde que alguna de ellas fue escrita, un poder de atracción que las convierte en lecturas muy recomendables y estimulantes.
JAVIER CAMPO