En 1804 se declaró de nuevo la guerra a Inglaterra a causa del ataque a cuatro fragatas españolas a la altura del cabo de Santa María que en son de paz se dirigían de Montevideo a Cádiz. Ulloa fué embarcado en el "Santa Ana" donde permaneció hasta 1805 año en el que transbordó al "Castilla" y luego al "San Leandro". Destinado en estos buques combatió contra los buques ingleses que bloqueaban Cádiz. Luchó en Trafalgar a bordo del "Príncipe de Asturias" y fue el que atendió al general Gravina al caer éste herido. Por su comportamiento en Trafalgar fue ascendido a teniente de navío, apenas contaba 28 años.
Navío de línea "Santa Ana"
112 cañones
En 1818 el gobierno español proyectó una fuerte expedición contra las provincias disidentes del virreinato de Buenos Aires y a consecuencia de ello Antonio Ugarte, favorito de Fernando VII, concertó la famosa y bochornosa compra de barcos rusos para llevar a cabo la mencionada expedición. Se invirtieron en la compra 500.000 libras esterlinas pero los barcos presentaban signos de podredumbre y mala construcción lo que dio lugar a un gran escándalo que provocó la destitución del ministro de Marina Vazquez de Figueroa y la disolución del Almirantazgo. Ulloa fue designado por Fernando VII para tomar el mando de uno de esos barcos, la fragata "Viva", poniendo de manifiesto la firmeza de su caracter Ulloa se negó a tomar el mando de dicho barco provocando la cólera del rey y de su camarilla.
Ascendió a capitán de navío en 1822, tomando el mando del "San Pablo" volviendo a Cádiz desde Canarias para reparar el carenado. Allí permaneció durante el sitio de los franceses. Fue nombrado después comisario general del Cuerpo de Artillería de Marina. Ascendió a brigadier en 1825. Durante los dos años que estuvo en el anterior destino redacto interesantes memorias sobre el artillado de los buques.
En 1830 fue nombrado vocal de la Real Junta Superior de Gobierno de la Armada, y en 1832 ministro de Marina e interino de Guerra, teniendo que tomar las enérgicas medidas conducentes a llevar al trono a la princesa Isabel, después Isabel II, a causa de la grave enfermedad de Fernando VII. A la muerte del rey fue reemplazado el gabinete y a Ulloa se le confirió la Comandancia General del Cuerpo de Artillería de Marina. La reina gobernadora apreció la valía de sus servicios otorgándole la Gran Cruz de Isabel la Católica.
En 1835 y 1836 rehusó la cartera de Marina por no estar de acuerdo con los programas de los presidentes Mendizabal y Calatrava, respectivamente. Volvió a hacerse cargo de la cartera en 1837 con Bardají e interinamente de la de Gobernación.
Ascendió a teniente coronel en 1839 y al año siguiente se le nombró vicepresidente de la Junta Superior de la Armada. En 1842 tomó el mando del apostadero de La Habana, desarrollando en este destino una considerable labor tanto en el arsenal como en los buques, impulsando la construcción de nuevas unidades y la adquisición de otras. En 1843 desempeñó interinamente la capitanía general de la isla; por su actuación le fue concedida la Gran Cruz de Carlos III. A su regreso a España (1846) ejerció las funciones de Senador y de Consejero de Estado. En 1847 fue Vicepresidente de la Junta Consultiva de la Armada y al establecerse al año siguiente la Dirección General fue puesto al rente de ella, ascendiendo a Capitán General de la Armada. Suprimida la Dirección General en 1855 se creó el Almirantazgo del cual ya no formó parte.
Durante su administración se empezó la construcción de dos navíos, cinco fragatas con máquinas, una corbeta, cinco bergantines, dos goletas, diecisiete vapores, cinco urcas y otros barcos de menor porte. Al cesar como Director de la Armada siguió viviendo en Madrid falleciendo en el mismo año a los 78 años de edad.
Benito Sacaluga
Fuente: EGM. Ed.Garrigues 1958
Bibliografía: Francisco de Paula Pavía. Galería biografica de los Generales de Marina. Madrid 1873