última noche

Publicado el 07 enero 2014 por Maslama


22 de julio de 1980
creo que es el momento. Cada uno de nosotros está programado para hacer algo concreto en la vida y yo lo estoy para triunfar. Escrito así suena ridículo y pedante. Pero es cierto. Desde bien pequeña tengo el conocimiento de que seré alguien importante. Es como si tuviera un foco interno que radiara calor a mi centro de expectativas y me despertara inquietud y esperanza. Son de estas sensaciones que es mejor no comentar a nadie salvo que quieras recibir el crudo abrazo de la incomprensión; por esto es mejor guardarla bajo llave en el arcón de tu corazón, para que nadie pueda descubrirla. Hay momentos, en un despiste, que se te escapa y se pasea por ti libremente y llena, como si fuera un gas, tu fuero interno. Te hace sentir poderosa, capaz de todo, con ganas de comerte el mundo y arrasar con todo. Supongo que es lo que se llama «soñar despierta».
no voy a negar que disfruto con ello. Lo peor de todo es que cuando toca recoger y devolver la sensación al interior de tu corazón ha crecido y es mucho más independiente y rebelde que antes. Intentas doblarla para que vuelva a caber dentro, pero no hay manera. Aparecen entonces sensaciones de ahogo y estrechez, claustrofobias mentales de estar perdiendo tu tiempo, tu vida, en definitiva. Y el estómago se te anuda, y la inquietud te invade, no duermes, no descansas, solamente un pensamiento en tu haber: el callejón se te ha quedado pequeño, no tiene salida. Empiezas a cambiar tu actitud, sin darte cuenta, sin premeditarlo. Ves que en ese lugar no encajas, nunca fue tu lugar, ves que aquí nunca vas a poder llegar a nada ¿Casarte? ¿Tener una camada detrás de otra? ¿Raspas y más raspas? ¿Absurdos conciertos de maullidos nocturnos? Aguantas un día, y otro, y otro más, hasta que te convences de que ha llegado el momento y es hora de salir a buscar tu destino.
ha llegado mi momento. Mañana por la mañana me voy de aquí. Nada ni nadie va hacerme cambiar de idea. Voy a ser actriz, una gran actriz, famosa y aclamada y, sobre todo, envidiada. Envidiada por estos felinos Jélicos que no tienen la sensibilidad necesaria para ver que yo he nacido para triunfar.

ronronea: grizabella