¿Encaja Umberto Eco en este blog? Creo que sí. Eco, por su visión y su obra, nos tiende un puente entre la ciencia y el arte y la literatura. En ese sentido, la archiconocida novela "El nombre de la rosa" ha sido un exitoso caballo de Troya sin ruedas (que contó con el inestimable apoyo logístico de su versión fílmica), que logró atraer la atención hacia cierta problermática poco conocida para el público en general, sufrida por el lento y azaroso surgimiento de la ciencia en esa época que va de los siglos XIII a XVII, cuando la quema de Bruno y el hostigamiento y humillación de Galileo tuvieron lugar justo al final del "túnel", porque con él, con Galileo, se incia la ciencia moderna.
Si "El nombre de la rosa" no bastara para convencerse de lo dicho sobre Eco, sugiero darse una vuelta por su otra novela, "El péndulo de Foucault", novela que sin lugar a dudas leyó Dan Brown mucho antes de parir su "Código Da Vinci".
Esta semana, en la revista cultural Ñ se publica una entrevista a Eco que roza y profundiza algunas de estas cuestiones. Y a propósito de los puentes entre la ciencia y la gente, entre la ciencia y el arte y la literaratura, hay en esa entrevista unas palabras del filósofo que vale a pena citar:
“Yo estoy profundamente convencido de que el modo más natural a través del cual transmitimos el saber es narrativo”
Y enseguida nos cuenta:
“El momento inicial de la transmisión de un saber es siempre una historia. Un chico que le pregunta a su mamá qué es un tigre, si la madre no está loca o no es una profesora de zoología, no le responde: ‘Es un felino del orden de los mamíferos…’ Le dice, en cambio: ‘Es una bestia grande que se parece a un gato pero amarillo con rayas negras que anda por la selva y que cuando encuentra a un hombre lo destroza y se lo come…"
La entrevista se puede leer en:
Umberto Eco: “Dan Brown es un personaje mío”
Por Marina Artusa