Cuando ocurren catástrofes como las provocadas por la tromba de agua caída en Mallorca que acaba de provocar doce muertos e ingentes pérdidas, o grandes incendios forestales, o cualquier otra desgracia masiva, da confianza ver que acude a evitar males mayores y ayudar a los damnificados la Unidad Militar de Emergencia, UME, cuerpo de élite de las distintas FF.AA. creado por José Luis Rodríguez Zapatero.
Muchos cronistas debemos reconocer nuestra equivocación al criticar esa iniciativa en 2006 al creerla una de las múltiples ideas inútiles y teatrales del primer ministro de entonces.
Lo que preocupaba era que una unidad militar se inmiscuyera en la vida de los civiles cuando ya existía, precisamente, Defensa Civil, que debería potenciarse.
La nueva unidad nacía no solo para trabajar esporádicamente para la población en ocasiones inesperadas sino que se establecía en cuarteles permanentes con los mejores equipos y militares entrenados para acudir inmediatamente a cualquier parte de España.
Se ha probado la eficacia de la disciplina militar ante catástrofes que pueden costarle la vida a cualquiera de sus 3.500 efectivos en los casos en los que ha actuado la UME en España y en diferentes países.
Probablemente su capacidad de sacrificio siempre será superior a la de los de civiles que no tienen por qué ser héroes.
Hay además otro elemento muy positivo: las poblaciones que reciben ayuda saben que tienen a sus FF.AA. para defenderlas, que no sólo son para la defensa bélica, sino que su actuación es para su paz y bienestar.
Y en las regiones con separatismos, también en Baleares, los soldados de la UME con la bandera española y luchando contra elementos no humanos enseñan cuál y cómo es su patria.
Sólo por una vez, Zapatero hizo algo realmente bueno.
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SALAS