El vídeo con la brutal golpiza que le propinan un grupo de individuos a un joven ya es impactante por lo cobarde del hecho y el ensañamiento con que lo hacen. Pero lo peor de todo es que esos agresores son tres carabineros, que supuestamente deben proteger la vida de las personas. Las imágenes son claras, una agresión cobarde y brutal, que propinan un grupo de seis individuos, entre ellos tres carabineros de franco, a un joven de polerón blanco, en plena calle. Luego de varias patadas, puñetazos y golpes de cinturón en la cabeza, lo dejan votado en plena calle, mientras los vehículos esquivan su cuerpo. Luego, cuando el agredido se reincorpora, uno de ellos, el más cobarde y a la vez agresor de todos, vuelve para seguir golpeándolo con su cinturón, tras perseguirlo y hacerlo caer nuevamente. Si eso ya es cobarde en todo sentido, lo peor viene después. Estos defensores de la ley -con el propósito de ocultar su criminal acto- acusan al agredido de asalto por el cual estuvo dos días detenido. Es decir, no les basta con actuar de forma matonezca, sino que arman un montaje para ocultar la verdadera razón de tan brutal agresión: un lío de faldas. Esta vez, las cámaras de seguridad fueron de gran utilidad, pues permitieron mostrar la realidad del asunto. Pero de esto se desprenden varias preguntas como: ¿Qué clase de ética se les enseña a los policías chilenos? ¿Sabrán que su función es proteger a las personas? Si actúan así de brutales de franco, no quiero imaginar como lo harán detrás de un uniforme y una pistola. Muchos dirán que es un caso aislado, que estaban bebidos, etc. Pero el problema es que: 1) No hablamos de un solo carabinero borracho, hablamos de tres, que no sólo están en ese estado, sino que se creen con el derecho de agredir por cualquier motivo -por insulso que sea- a otra personas. 2) Actúan de mala forma, no sólo con alcohol sino que sobrios, pues arman un montaje para culpar a su víctima. Acaso ¿Ninguno de esos tres funcionarios pudo tomar cordura de la brutalidad de cometían? ¿Tan borrachos estaban, o tan brutos son como para no parar una pelea que terminó cuando el otro cae inconsciente? Armar un montaje y sostenerlo es de una mente criminal simplemente. Entonces ¿Estamos ante tres mentes criminales? Pero además hay otros elementos que ponen en tela de juicio la formación y los filtros a la hora de incorporar nuevos policías, pues el consumo desmedido de alcohol de estos funcionarios parece indicar que algunos de ellos, sin el uniforme, pierden toda cordura y respeto por la norma. No creo que haya sido su primera borrachera como pandilla de uniformados de franco. No es novedad tampoco. Y no sólo eso, parece que hay una falla en la formación puesto que no es uno, sino que tres los que se creen con el derecho de agredir gratuitamente a otros, por el simple hecho de ser policías. Grave. Y me pregunto de nuevo ¿Qué clase de ética se les enseña a los policías chilenos? http://latercera.com/contenido/654_190454_9.shtml